Cansa mucho escribir de forma recurrente lo mismo sobre las mismas cosas. Llevo haciéndolo desde hace casi veinte años para aportar mi granito de arena en las muchas campañas que se han emprendido para denunciar la presión urbanística que amenaza las mejores dehesas y pastizales del piedemonte de la Sierra de Guadarrama, desde que en 2006, todavía en plena vorágine del ladrillo desatada por la Ley del Suelo de 1998, que consagró en España la doctrina neocon del «todo urbanizable», un numeroso grupo de vecinos creamos la Plataforma Vecinal SOS Miraflores para impedir la construcción de más de 2.000 viviendas en Prado Toro y La Nava, en Miraflores de la Sierra. Más recientemente hemos denunciado aquí otros proyectos que amenazaron las dehesas de Moralzarzal y Sotosalbos (esta última en el piedemonte segoviano), y el que todavía hoy amenaza los prados de siega del entorno protegido del monasterio de El Paular. Pese al hastío, vuelvo a escribir aquí sobre el mismo asunto acogiéndome, como tantos otros defensores de causas ambientales perdidas, a la demoledora frase de Gide «todo está dicho, pero como nadie escucha hay que volver a repetirlo todos los días...».
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La campaña de denuncia de la Plataforma SOS Miraflores, iniciada en 2006, logró su objetivo de salvar el Prado Toro y La Nava |
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Prado Toro (en la imagen) y La Nava, un entorno de 100 hectáreas de pastizales de alto valor natural y paisajístico donde se iban a construir 2.000 viviendas y un gran hotel |