El asunto que hoy traigo a debate en esta entrada, el denominado oficialmente «Proyecto de recuperación del paseo de la Fuente del Cura», en Miraflores de la Sierra, quizá podría acarrearme la acusación de caer en un exceso de localismo impropio de esta bitácora, pero nada más fuera de la realidad, pues en ella quiero hacer visible la situación de inseguridad ambiental que crea este proyecto sobre importantes valores naturales y patrimoniales de esta localidad serrana que trascienden más allá del ámbito local, con una más que probable influencia negativa sobre la imagen del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Esta actuación, de enorme importancia para el municipio, va a ser iniciada próximamente por el Programa de Inversión Regional (antes PRISMA) de la Comunidad de Madrid en el antiguo camino de la Fuente del Cura, un concurrido lugar de tránsito para miles de excursionistas, ciclistas y corredores de montaña madrileños en su acceso al parque nacional y recorrido habitual en el paseo cotidiano de los vecinos de la localidad, y que tal como está concebida no resuelve algunas necesidades urgentes del municipio e introducirá elementos de estética urbana completamente inapropiados en un paisaje natural sobresaliente. Pero la importancia de esta vía va más allá de su uso recreativo, pues es un camino histórico de mucha trascendencia para la memoria colectiva de la Sierra de Guadarrama, como veremos.
Denominado antaño como «camino de la sierra» hasta que fue inaugurada en 1932 la carretera de Rascafría, sirvió de vía de paso al valle de Lozoya por el puerto de la Morcuera para los pastores, carboneros y carreteros de esta villa y otras cercanas, uniéndose a la altura de los Llanos de la Matanza con el Camino Real del Paular procedente de Madrid, por donde los reyes de España hacían sus jornadas desde la corte hasta la cartuja fundada en el valle de Lozoya en 1390. Por este camino transitaron durante siglos los vecinos de Miraflores en sus recorridos diarios de ida y vuelta a las numerosas huertas que lo jalonaban, en las que se cultivaban manzanas, fresones, judías, tomates y otros productos hortícolas que dieron fama a esta localidad hasta bien entrado el siglo XX, y por donde regresaban las carretas de bueyes cargadas de leña a su vuelta de las suertes del robledal de la Raya. Ya son pocos los que recuerdan todo aquello, pero esta humilde función del camino constituye un importante acervo cultural para esta antigua y hermosa villa de la Sierra de Guadarrama.
Para argumentar las líneas que siguen a continuación, además de la información objetiva y rigurosa sobre aspectos históricos, culturales y urbanísticos, se traen a esta bitácora algunas fotografías del archivo familiar del autor que acompañan a opiniones estrictamente personales, aunque coincidan, necesariamente, con sus criterios como concejal de Medio Ambiente y Urbanismo del Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra.
Denominado antaño como «camino de la sierra» hasta que fue inaugurada en 1932 la carretera de Rascafría, sirvió de vía de paso al valle de Lozoya por el puerto de la Morcuera para los pastores, carboneros y carreteros de esta villa y otras cercanas, uniéndose a la altura de los Llanos de la Matanza con el Camino Real del Paular procedente de Madrid, por donde los reyes de España hacían sus jornadas desde la corte hasta la cartuja fundada en el valle de Lozoya en 1390. Por este camino transitaron durante siglos los vecinos de Miraflores en sus recorridos diarios de ida y vuelta a las numerosas huertas que lo jalonaban, en las que se cultivaban manzanas, fresones, judías, tomates y otros productos hortícolas que dieron fama a esta localidad hasta bien entrado el siglo XX, y por donde regresaban las carretas de bueyes cargadas de leña a su vuelta de las suertes del robledal de la Raya. Ya son pocos los que recuerdan todo aquello, pero esta humilde función del camino constituye un importante acervo cultural para esta antigua y hermosa villa de la Sierra de Guadarrama.
Para argumentar las líneas que siguen a continuación, además de la información objetiva y rigurosa sobre aspectos históricos, culturales y urbanísticos, se traen a esta bitácora algunas fotografías del archivo familiar del autor que acompañan a opiniones estrictamente personales, aunque coincidan, necesariamente, con sus criterios como concejal de Medio Ambiente y Urbanismo del Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra.
El camino de la Fuente del Cura rodeado por su paisaje rural original (fotografía tomada por Julio Vías Macías, padre del autor, durante las vacaciones de Semana Santa de 1942) |
Detalle de la foto anterior donde se aprecian el molino Viejo, el puente medieval, el prado y las casillas de Genaro González, la vaquería de Valentín Herrero y los bancales de las huertas inmediatas. Al fondo, el «camino de la sierra» serpentea hacia el puerto de la Morcuera |