martes, 9 de junio de 2020

ADIÓS A LA TERTULIA DE «EL BARÓGRAFO», MEMORIA VIVA DEL BATALLÓN ALPINO DEL GUADARRAMA

La celebración de tertulias en los cafés es una tradición madrileña ya prácticamente desaparecida, aunque todavía perviven algunas que se resisten a la extinción y siguen reuniéndose a la vieja usanza en conocidos establecimientos del centro histórico de la ciudad. Esta antigua práctica social y cultural de congregarse en veladas vespertinas o noctámbulas para tratar cualquier materia o afición de los contertulios, como el teatro, las artes, la política u otras muchas, se ha transmutado en otro tipo de encuentros adaptados ya a las exigencias de la era digital. Con la progresiva desaparición de los antiguos cafés del centro de Madrid, víctimas de la especulación inmobiliaria, las tertulias han dejado su puesto a recitales de poesía, asambleas para la autogestión de grupos culturales o simples reuniones periódicas entre amigos que han encontrado lugar en nuevos espacios más funcionales, como bares de copas ciberconectados y esas acogedoras librerías de vinos y libros que se han puesto de moda en los últimos tiempos. Esto último, unido a la epidemia del coronavirus desatada recientemente, las condena seguramente a la desaparición definitiva. 
          Hoy vamos a ocuparnos en esta entrada de una de estas antiguas tertulias a punto de desaparecer, sin duda de las más singulares, en la que se reúnen desde los años de la posguerra algunos veteranos excombatientes del Batallón Alpino del Guadarrama, la conocida unidad militar que defendió las posiciones republicanas en las cumbres de la sierra durante la guerra civil. Es la tertulia de El Barógrafo, una simpática reunión abierta hasta hace muy poco tiempo a cualquier persona interesada en este asunto de tanta significación para la actual corriente guadarramista que investiga, estudia y divulga los valores naturales, científicos y socioculturales de estas montañas, reunión sin ínfulas intelectuales de ningún tipo ni otra pretensión que mantener viva la memoria de los hechos históricos que protagonizaron sus integrantes, a la que he asistido en numerosas ocasiones durante años. 
          Esta tertulia o «Club de los martes», como ellos preferían denominarla, tuvo su origen tras un encuentro casual en el Madrid de la posguerra entre tres veteranos del batallón, que propusieron reunirse periódicamente con otros camaradas que también lucharon en la unidad y que al acabar la contienda se habían librado de la cárcel o de la condena a trabajos forzados. Después de varios contactos entre ellos, Adolfo Ruiz Esteso, uno de aquellos excombatientes, envió a todos los que pudieron localizar unas tarjetas ilustradas por él mismo como felicitación navideña en recuerdo de los años compartidos en el frente, pues desde muy joven ha sido un destacado pintor e ilustrador. Con el tiempo fueron sumándose algunos otros según cumplían sus condenas, llegando a asistir en aquellos años más de veinte antiguos soldados y oficiales del famoso batallón republicano de esquiadores, lo que les obligaba a tomar muchas precauciones en las conversaciones que mantenían hablaban de sus recuerdos del frente, de deportes, de excursionismo y de otras muchas cuestiones, pero casi nunca de política para no despertar sospechas entre los numerosos soplones que pululaban por aquel opresivo Madrid de la posguerraLas reuniones se celebraron durante décadas de forma ininterrumpida e itinerante por algunos céntricos cafés madrileños, como el Café Varela de la calle de Preciados, el Yucatán de la glorieta de Bilbao y la famosa Cafetería Dorín de la calle del Príncipe, también lugar de encuentro habitual para actores y productores teatrales vinculados al cercano Teatro de la Comedia, trasladándose finalmente a El Barógrafo, en la misma calle, a mediados de la década de los noventa. De la colección de acuarelas y óleos pintados por Adolfo en aquellos años para servir de felicitación navideña a sus compañeros, obras de pequeño formato realizadas sin grandes pretensiones artísticas, pero con mucha gracia y expresividad en su intento de mostrar la vida de los soldados en el frente del Guadarrama, reproducimos más adelante tres de ellas para ilustrar esta entrada.

En la tertulia de El Barógrafo el 16 de septiembre de 2008. De izquierda a derecha, Julián Agut, Cristóbal Hidalgo, el autor, José Iturzaeta, Adolfo Ruiz Esteso, Antonio Sánchez y Enrique Manso (fotografía de Pedro Heras)