lunes, 20 de octubre de 2014

DOS GENERACIONES DE PASTORES SEGOVIANOS: EMILIO ASENJO Y JESÚS MARI VALVERDE

En una luminosa tarde de comienzos de este pasado verano, en el hermoso y simbólico entorno de las ruinas del rancho de Santillana, muy cerca de Revenga (Segovia), el fotógrafo Javier Sánchez y yo entrevistamos a los representantes de dos generaciones de pastores segovianos: Emilio Asenjo, nacido en Cantimpalos hace 81 años, y Jesús Mari Valverde, natural de la pequeña localidad de Escobar de Polendos, donde nació en 1954. Por lo tanto, con el propósito de mostrar el pasado y el presente de la ganadería de ovino segoviana, esta vez son dos los protagonistas de nuestra historia.
          Por mediación de mi viejo amigo Fernando Vázquez, presidente de la Asociación Segoviana de Amigos de las Cañadas, que nos acompañó en todo momento, nos citamos allí con Jesús Mari aprovechando que suele carear su rebaño en este tramo de la cañada Soriana Occidental que transcurre al pie mismo del cerro de Matabueyes, en el lugar conocido como «baldíos de Santillana», un hermoso paraje presidido por los restos maltrechos del esquileo de este nombre, el más importante que hubo en tierras de Segovia y que aparece dominado por el fondo solemne y majestuoso de las cumbres de la Mujer Muerta. Hacia finales de mayo Jesús Mari sube hasta aquí todos los años desde la localidad de Escarabajosa de Cabezas con 600 ovejas, la mitad de ellas de tronco merino con cruce castellano y la otra mitad merinas puras. Durante un mes y medio aprovecha los verdes, nutritivos y aromáticos pastos de la cañada y vuelve a bajar el ganado al pueblo a mediados de julio para aprovechar las rastrojeras tras la siega de los campos de cereal.

«Reunión de pastores, ovejas muertas», reza un viejo refrán castellano, pero en este caso la nuestra estaba justificada por la preocupación ante el futuro de la ganadería de ovino en el Guadarrama (fotografía de Javier Sánchez)

         Acompañamos a Jesús Mari y a su ayudador Javier Gómez en su careo con el ganado por los parajes situados al pie del collado de la Cruz de la Gallega, un lugar de encrucijada de cañadas trashumantes por el que han transitado infinidad de rebaños de merinas durante los casi ochocientos años de historia del Concejo de la Mesta. A lo largo del camino, deteniéndose a ratos y apoyándose pensativo en su gancho de pastor, nos fue contando su quehacer cotidiano y los serios problemas a los que debe enfrentarse en el desempeño de su oficio, al igual que todos los ganaderos de ovino segovianos. Su jornada comienza al amanecer atendiendo a las ovejas paridas en su nave ganadera de Escarabajosa de Cabezas. A las 9 de la mañana, tras el almuerzo de comienzos del día, sube hasta los baldíos de Santillana para carear el rebaño de las ovejas horras hasta las ocho y media de la tarde. Turnándose con sus hijos, Jesús Mari saca todavía tiempo para atender la carnicería Valverde Abad, situada en el segoviano barrio de San Lorenzo, donde se puede encontrar uno de los mejores lechales de la tierra de Segovia, un producto de la máxima calidad garantizado bajo la denominación de origen «cordero segolechal»

Jesús Mari de careo con su rebaño bajo el fondo de la Mujer Muerta (fotografía de Javier Sánchez)