Desde que el autor de estas líneas inició su actividad en el Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra, va a hacer ya un año y medio, ha querido mantener esta bitácora escrupulosamente apartada de su labor como concejal, aunque las competencias ambientales y urbanísticas asumidas podrían perfectamente justificar lo contrario. Hoy, sin embargo, me salto por segunda vez esta norma ante la necesidad de explicar un proyecto que he acometido desde el Ayuntamiento con verdadero empeño y que trae consigo serias responsabilidades en relación a la conservación del patrimonio cultural y la memoria histórica de la Sierra de Guadarrama.
El Álamo, el enorme olmo
seco que preside una de las plazas más céntricas de Miraflores y constituye una de las señas de identidad de este municipio se muere por segunda vez tras su muerte real y
efectiva causada por la plaga de la grafiosis en 1990. Entonces se decidió conservar su
gran tronco hueco en el lugar donde creció durante más de tres siglos, una decisión controvertida que se tomó frente a las opiniones partidarias de talarlo definitivamente y plantar otro árbol en su lugar. En 2002 se declaró como monumento protegido erigiéndose a su lado, en 2008, un busto en bronce
del poeta y Premio Nobel de Literatura Vicente Aleixandre, quien pasó los
veranos en Miraflores durante toda su vida y dedicó al viejo árbol el poema «El Álamo»,
publicado en 1962 en su libro En un vasto
dominio.
Las casi tres décadas de lluvias, nieves y soles inclementes transcurridas desde entonces han causado un grave deterioro en los restos del árbol, y hace algo más de un año, en
julio de 2015, el grueso muñón de una de las ramas se desgajó del tronco y quedó
colgado apenas por un fragmento de madera, por lo que hubo que apuntalarlo para
evitar posibles accidentes en una de las zonas más transitadas del centro urbano.
Ante el precario estado del monumento tuvimos que reforzar las partes inestables con cinchas y puntales y proteger el conjunto con una cubierta impermeable de
cara a las inclemencias invernales. En un artículo publicado poco después en la
revista municipal, el autor de estas líneas propuso la idea de reproducir en bronce el
tronco muerto del árbol centenario y recuperar así, de forma perdurable, el símbolo más popular y conocido de Miraflores de la Sierra.
Operarios del Ayuntamiento de Miraflores apuntalando los restos del tronco (julio de 2015) |
Protegiendo el monumento contra la intemperie (julio de 2015) |
Instalando un nuevo cerramiento protector alrededor del tronco (mayo de 2016) |
Completando el nuevo cerramiento (mayo de 2016) |