viernes, 15 de julio de 2016

LAS CARRERAS DE MONTAÑA EN LA SIERRA DE GUADARRAMA

Uno de los más notables fenómenos sociales de los últimos años en el mundo de deporte ha sido la eclosión del running, una variante modernizada y adaptada al mercado actual de lo que no hace tantos años se denominaba footing, o lo que en román paladino se llama simplemente «correr». En muy poco tiempo ha sido abrumadora la proliferación de las clásicas carreras populares que transcurren por las principales avenidas de las más importantes ciudades del mundo, ya sean maratones, medias maratones o millas urbanas, llegándose a concentrar en algunas de ellas cantidades desorbitadas de corredores. También se ha puesto de moda correr en muchedumbre por las laderas del Mont Blanc donde se congregan unos siete mil corredores y más de treinta mil espectadores en el Ultra Trail que se celebra allí todos los años, a través del desierto del Sahara, en las selvas de Costa Rica, por la tundra de Alaska, sobre la Gran Muralla china, o incluso echando los bofes cuesta arriba por las escaleras de algunos grandes rascacielos, como el Empire State Building. Y es que cuanto más renombrados, mediáticos, remotos, sorprendentes e inaccesibles sean los escenarios de las carreras más demanda hay para correr en ellas y más beneficios reportan a los organizadores con la venta de dorsales. Por decirlo de otra forma, y ya que hablamos de correr, las empresas relacionadas con el running sí que corren que se las pelan en pos de este apetitoso pastel, y la que no corre vuela en la creación de nuevos y cada vez más sofisticados productos que permitan ampliar su cuota de mercado. Un buen ejemplo de ello es la última moda que han implantado los técnicos en marketing de este deporte: nada menos que correr hacia atrás, lo que en inglés se denomina reverse running. Al imaginar a los corredores de esta modalidad deportiva en pleno esfuerzo, con el cuello girado hacia la espalda y el rostro congestionado por la falta de aire, surge inevitable la pregunta sobre cuál será la próxima genialidad que se sacarán de la manga los que manejan la mercadotecnia del running en su empeño de ganar adeptos para este deporte convertido casi en religión.
          La organización de estas carreras populares suele correr por cuenta de empresas privadas, sociedades y federaciones deportivas, ayuntamientos, franquicias e incluso organizaciones no gubernamentales de carácter solidario, y están patrocinadas casi siempre por conocidas marcas comerciales. A su alrededor se mueve todo un entramado de empresas, unas dedicadas a la fabricación y venta de ropa, calzado y alimentación especializada para runners, y otras a la organización de las competiciones y los viajes asociados a ellas, al entrenamiento físico, al marketing... El negocio mueve en España muchos cientos de millones de euros anuales, cifra que se va incrementando anualmente a medida que crece el número de aficionados.

Elegir los escenarios más renombrados y simbólicos es una de las claves para el éxito en el negocio del running. En la foto, dos corredores en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama con el fondo del macizo de Peñalara 

El «trail running» en la sierra de Guadarrama
Entre las muchas variantes de este deporte hoy vamos a centrarnos aquí en el trail running, más conocido entre nosotros como «carreras de montaña»una modalidad polémica por su impacto ambiental que afecta a no pocos espacios naturales protegidos y cuya proliferación en todo el mundo constituye un fenómeno socioeconómico sin precedentes. Ello ha desatado un sonado y agrio debate que alcanza a muchas sierras y montañas de nuestra geografía, aunque ha cobrado especial resonancia en el espacio que sin duda más corredores concentra por su proximidad a la ciudad de Madrid. Y este no es otro que el nuevo Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y su zona de influencia que incluye a otros importantes espacios protegidos, como el Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, la Reserva de la Biosfera de San Ildefonso-El Espinar y la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) del Alto Lozoya, aunque ésta última se salva providencialmente del impacto de las carreras porque la Sociedad Belga de los Pinares del Paular, empresa propietaria de una gran parte de los terrenos, no concede autorizaciones para celebrar este tipo de eventos. Aquí la propiedad privada, a menudo tan denostada, está ejerciendo de pantalla contra la masificación con gran sentido de la responsabilidad.   
          Según información de mi buen amigo y veterano montañero Carlos Muñoz Repiso, director de la revista Peñalara durante años y conocedor como nadie de la historia de estas pruebas en la sierra de Guadarrama, la primera de ellas en celebrarse fue organizada en 1916 por la sociedad deportiva Los Amigos del Campo, con un recorrido de ida y vuelta entre Cercedilla y la cumbre de los Siete Picos. En 1923, la Sociedad Peñalara instauró la llamada Copa del Hierro, seguida de algunas marchas de medio fondo tales como la Vuelta al valle de la Fuenfría y la marcha por patrullas Copa de Refugios. El estallido de la guerra civil acabó con la incipiente afición a correr por el Guadarrama, y tras cinco décadas de olvido que abarcaron los años del franquismo y la transición a la democracia la misma sociedad Peñalara recuperó la práctica de este deporte al organizar en 1988 el Cross de la Cuerda Larga, hoy la carrera más antigua y por así decirlo más «tradicional» de todas las que se celebran en la sierra. 
          Hace algo más de diez años, cuando se llevaban a cabo los estudios para la redacción del plan de ordenación de los recursos naturales (PORN) de la sierra de Guadarrama, apenas se celebraban en estas montañas nueve carreras con un total de participantes que rondaba el millar. Hoy, todavía a falta de elaborar un plan rector de uso y gestión (PRUG) que regule estas y otras actividades deportivas, se organizan en toda la sierra alrededor de cuarenta pruebas que suman cerca de veinte mil corredores. En terrenos estrictamente protegidos se celebraron en 2015 dieciséis carreras diurnas y dos nocturnas, que reunieron un total de 7.450 participantes. Para no abrumar al lector con la enumeración de todas ellas, citaremos aquí sólo unas cuantasalgunas de ellas ya implantadas desde hace años y otras muchas de reciente creación y con notorio carácter comercial colocamos entre paréntesis el año de su primera edición, que buscan hacerse un hueco en el calendario deportivo con apenas unas pocas ediciones celebradas: Cross de la Cuerda Larga (1988), Cross de los Tres Refugios (1991), Maraton Alpino Madrileño (1996), Kilómetro Vertical de la Barranca (2002), Memorial Fernando García Herreros (2006), Gran Trail de Peñalara (2010), Cross Nocturno de Navacerrada (2013), Triatlon Bola del Mundo (2013), Maliciosa Vertical (2014), Kilómetro Vertical de la Najarra (2014), Aqua Trail Vertical El Corte Inglés (2015), y un largo etcétera.

Muchas de las carreras de montaña que se celebran en el Parque Nacional de la Sierra 
de Guadarrama son extraviarias, es decir, transcurren campo a través en gran parte de su recorrido
            
          Son muchos los problemas ambientales que plantean estas y otras pruebas deportivas en un espacio relativamente pequeño y tan masificado como es la sierra de Guadarrama, asunto del que últimamente se vienen ocupando con rotundos titulares tanto los medios de comunicación generalistas como las revistas especializadas en respuesta a la creciente alarma social que está causando entre los usuarios del territorio y en los círculos conservacionistas la proliferación de este tipo de competiciones. En las redes sociales el debate ha cobrado un tono especialmente áspero y enconado. 
          El principal y más visible impacto de estas carreras es que multiplican los efectos de la erosión que desde hace muchos años vienen sufriendo los escuálidos suelos de las cumbres y las altas laderas de la sierra, que en muchos lugares se hacen irreversibles a causa de las escorrentías que favorecen las fuertes pendientes. El pisoteo continuado de senderistas y corredores de montaña está afectando a la vegetación en muchos lugares y constituye una amenaza para algunas especies de flora especialmente sensibles, como el Senecio boissieri, un endemismo de las montañas ibéricas que en la sierra de Guadarrama tiene sus mejores poblaciones en los pastizales de Festuca ovina que se extienden por las cimas de los Montes Carpetanos y la Cuerda Larga. En estas zonas de mayor altitud las pruebas transcurren por estrechas y borrosas sendas abiertas por el tránsito de senderistas o por el simple paso del ganado, que en su mayor parte no merecen ni el nombre de trochas, o en su defecto atravesando estos frágiles pastizales y el denso matorral de piorno serrano que tapizan las cumbres. Según estipula literalmente la normativa del parque nacional «se establece un vedado general de carreras extraviarias», aunque no se determina en ninguna parte las características que deben reunir los «caminos» por donde han de transcurrir para ser autorizadas. A falta de la elaboración de una red oficial de senderos del espacio protegido, lo cierto es que hoy muchas de las pruebas que se organizan en la sierra de Guadarrama transcurren en parte de su recorrido sencillamente campo a través
          Los efectos de la erosión causada durante muchos años por el paso continuado de senderistas y bikers de montaña, al que se ha venido a sumar el de los trailrunners más recientemente, son evidentes en las zonas más transitadas de la sierra, como la cumbre de Peñalara, la Cuerda Larga, los pinares de la Fuenfría y la Pedriza de Manzanares, y empiezan a hacerse patentes en otros muchos lugares hasta hace poco casi solitarios. Y es que una de las principales y menos deseables consecuencias que han traído consigo las carreras de montaña es que multiplican la capacidad de penetración de grupos de cientos de personas, tanto corredores como espectadores y voluntarios, hasta las zonas más apartadas y menos frecuentadas de la sierra, últimos reductos de soledad y tranquilidad para la fauna silvestre. Al impacto de las pruebas hay que sumarle el de las jornadas de entrenamiento a lo largo de todo el año, que nadie controla. El problema se agrava si las carreras son nocturnas, en las que centenares de corredores equipados con potentes lámparas frontales irrumpen tumultuariamente en mitad del silencio y la oscuridad de la montaña. Según las Normas de visita publicadas en la web del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, «no está permitida la emisión de luces o destellos deslumbrantes que alteren la tranquilidad de la noche, salvo el uso de linternas individuales». Pienso que no hace falta ningún estudio científico para dilucidar si medio millar de linternas individuales utilizadas de forma simultánea la alteran o no, pero hasta que se desvele este enigma el lector puede formarse su propia opinión echando una rápida ojeada al vídeo oficial del Gran Trail de Peñalara 2015En la maltratada sierra de Guadarrama ya ni siquiera les dejamos la noche a los que son sus más acreditados y legítimos propietarios, como el búho real, el cárabo, el chotacabras, el corzo, el jabalí o el mismísimo lobo ibérico, que tras su reciente regreso a la sierra vuelve a campear tímidamente entre los densos piornales al cada vez más ilusorio y amenazado amparo de las tinieblas.
          La época del año en que se celebran las pruebas también influye en su impacto ambiental. Algunas de estas carreras, como el ya mencionado Gran Trail de Peñalara, se celebran a mediados o finales de la primavera, en fechas que coinciden con la época de reproducción de numerosas especies de fauna, y concretamente de algunas aves paseriformes que instalan sus nidos en el suelo al abrigo de los piornales, como el bisbita alpino, el acentor común, el acentor alpino, y el precioso ruiseñor pechiazul, muy escaso en el Sistema Central.

Corredores bajando entre piornales por el Espaldar de la Najarra durante el Trail Peñalara 
80K de 2014, prueba suprimida del calendario deportivo al año siguiente por su gran impacto ambiental
Erosión incipiente causada por el paso de senderistas y corredores de montaña en el Espaldar de la Najarra. La escorrentía de las aguas de lluvia hace muy difícil la recuperación de estos terrenos con medidas compensatorias

          Europarc España, organización en la que participan muchas de las instituciones implicadas en la planificación y gestión de los espacios naturales protegidos de nuestro país, ha creado un grupo de trabajo que está redactando una Guía de buenas prácticas para el desarrollo de carreras por montaña en espacios naturales protegidos. Acaba de publicarse un borrador de la misma, elaborado conjuntamente con la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), y tras su lectura detallada no me parece que vaya a servir de mucha ayuda para solucionar los grandes problemas que plantean estas pruebas deportivas en sus distintas modalidades, y esto lo digo con toda precaución, ya que el documento es sólo un borrador. No es este el lugar para hacer su análisis detallado, pero en el apartado dedicado a exponer sus «principios inspiradores» se parte de una premisa un tanto retorcida al considerar que las carreras de montaña y otras pruebas deportivas, por el mero hecho de celebrarse en espacios naturales protegidos «quedarían incluidas dentro de los servicios ambientales que prestan dichas áreas a la sociedad», equiparándolas sin rubor alguno a la conservación de la biodiversidad o la protección del paisaje (ver pág. 8 del documento). Vana pretensión, pues está demostrado por estudios y sondeos de opinión que la apreciación de estos espacios está indisolublemente unida a la percepción de la naturalidad y a la experiencia del contacto íntimo y silencioso con la montaña. Los eventos deportivos multitudinarios, y mucho más si tienen carácter privado y lucrativo, no constituyen valor añadido alguno ni favorecen la imagen de los espacios naturales protegidos por los que transcurren, porque la tozuda realidad demuestra que ocurre justo todo lo contrario. No hay más que pulsar el parecer del resto de usuarios de estos espacios para darse cuenta del rechazo casi generalizado que producen entre ellos las competiciones deportivas en las que participan centenares de personas. La pérdida de calidad en la vivencia y el disfrute de los muchos valores intangibles que ofrece la sierra de Guadarrama, como es la sensación de soledad y aislamiento tan necesaria para la mayor parte de sus visitantes procedentes del medio urbano, es algo que pocos estudios de impacto ambiental tienen en consideración. En este punto no puedo evitar ser un tanto duro y mordaz en mis palabras: pretender, como pretende el documento de Europarc, que las carreras de montaña son «servicios ambientales» que prestan las áreas protegidas a la sociedad es faltar a la realidad, o sencillamente, empleando una expresión gráfica y castiza, «arrimar el ascua a su sardina», o más concretamente a la de la FEDME.

La masificación del medio natural en la sierra de Guadarrama a causa de la proliferación de competiciones deportivas incide negativamente en la percepción de los espacios protegidos por parte de la mayoría de usuarios

El caso de los «kilómetros verticales»
Entre todas las carreras de montaña que se celebran en el Guadarrama, las más polémicas por su gran impacto ambiental son los llamados «kilómetros verticales», pruebas que se pusieron de moda en Estados Unidos hace ya más de una década y que se han popularizado en todo el mundo. Según la definición que hace de ellas el reglamento de competiciones de la Federación Española de Deportes de Montaña, son carreras que salvan al menos 1.000 metros de desnivel positivo entre salida y llegada y cuyo recorrido no excede de 5 kilómetros, lo que en la práctica quiere decir que los participantes deben superar pendientes de hasta el 50%, y a menudo deben hacerlo casi más trepando que corriendo, teniéndose que agarrar con las manos a todo aquello que la naturaleza del terreno pueda ofrecer.
          La fuerte incidencia ambiental de los kilómetros verticales es consecuencia precisamente de estas pronunciadas pendientes, que inevitablemente propician la erosión del terreno tras el paso de cientos de personas corriendo y resbalando por las empinadas laderas de la montaña, y por transcurrir por zonas poco transitadas, precisamente aquellas más querenciosas para la fauna silvestre. Estos daños son acumulativos por la misma repetición anual de las pruebas y por el «efecto llamada» que se produce al convertirse el itinerario en campo de entrenamiento cotidiano para los trailrunners
          La primera carrera de este tipo implantada en la sierra de Guadarrama fue el Kilómetro Vertical de la Barranca, que organiza cada año la Sociedad Peñalara desde mayo de 2002, y cuyo recorrido, de 7 kilómetros de longitud y 1.000 metros de desnivel, se inicia en la localidad de Navacerrada y transcurre por pistas forestales, estrechas sendas ganaderas y numerosos tramos campo a través, subiendo por el valle de La Barranca y el collado del Piornal hasta los 2.265 metros de altitud de la cumbre de las Guarramillas. La prueba tiene lugar a principios de junio, época especialmente problemática por coincidir con el período cría de muchas especies de fauna, especialmente aves.
          En 2011 el Ayuntamiento del Real Sitio de San Ildefonso organizó por primera vez el Kilómetro Vertical de Peñalara, que se celebra a mediados de agosto y asciende hasta la cumbre más alta y masificada de la sierra por pistas forestales, estrechos senderos, y hasta la edición del año pasado atravesando el gran canchal de su vertiente occidental, tramo que ha sido prohibido por razones ambientales y sustituido por la alternativa que sube por la fuente del Chotete, el Raso del Pino, el puerto del Nevero y el risco de Claveles hasta los 2.428 metros de la cima de Peñalara. El día en que se celebra esta carrera y también alguna otra, como el Gran Trail de Peñalara entre los corredores participantes, el público asistente y las legiones de senderistas habituales de cada fin de semana llegan a concentrarse allá en lo alto cientos de personas. Urge un estudio de capacidad de carga para la cumbre más alta y simbólica del Guadarrama, ya que la experiencia que supone su ascensión en cualquier día festivo con buena climatología se ha convertido en algo parecido a una pesadilla. 

Alternativa adoptada en 2015 para evitar el gran canchal occidental de Peñalara (Real Sitio Grand Slam)

          En 2014 se comenzó a celebrar la carrera denominada Maliciosa Vertical, promovida por el Club de Montaña TodoVertical, cuyo recorrido de 5 kilómetros de longitud y un desnivel de 1.050 metros se inicia en Becerril de la Sierra y asciende por una pista forestal y después por senderos y campo a través, por la falda de los Almorchones y el arroyo de Peña Jardera, hasta la cumbre de la Maliciosa, a 2.227 metros de altitud. 
          También en 2014, el Club de Montaña Pedrezuela organizó por primera vez el Kilómetro Vertical de la Najarra, una prueba de 5 kilómetros de longitud y 960 metros de desnivel que transcurre en una tercera parte de su recorrido por una pista forestal, y en otro tercio del mismo por un estrecho y empinado sendero abierto y señalizado hace algunos años por iniciativa particular. La prueba transcurre a través de los montes de utilidad pública nº 13 «La Sierra, La Raya y Otros», de propiedad municipal, y el nº 140 «Perímetro de Aguirre», propiedad de la Comunidad de Madrid e incluido en pleno ámbito territorial del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. El autor va a detenerse algo más en analizar los problemas que plantea esta última carrera por tres razones: porque a su juicio constituye uno de los más claros ejemplos de la insostenibilidad de este tipo de pruebas en los espacios naturales protegidos; porque conoce palmo a palmo la zona por donde transcurre desde hace casi cincuenta años ‒y puede dar fe de que por aquí nunca existió un sendero, y porque afecta directamente a las competencias sobre Medio Ambiente que tiene actualmente asumidas en el Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra.

Recorrido del Kilómetro Vertical de la Najarra (Wikiloc)
El recorrido del Kilómetro Vertical de la Najarra atraviesa frágiles zonas de pastos sin camino
ni sendero alguno, como muestra esta fotografía tomada el 6 de septiembre de 2015 entre las
Cuatro Calles y la cumbre de la Najarra 

          El estudio de impacto ambiental del Kilómetro Vertical de la Najarra fue elaborado hace poco menos de un año por el acreditado biólogo y consultor ambiental Manuel Oñorbe como parte de un encargo de la Federación Madrileña de Montañismo. El jueves 27 de agosto de 2015, en el recorrido que hizo Manu previo a la celebración de la segunda edición de esta prueba, tuvimos la oportunidad de acompañarle tres personas directamente interesadas en el asunto: Rosa Fernández Arroyo, bióloga y presidenta de la asociación conservacionista RedMontañas, Javier Benayas, profesor de Ecología en la Universidad Autónoma de Madrid y actualmente concejal de Medio Ambiente y Urbanismo en el Ayuntamiento de Soto del Real, y quien esto escribe. 
          En un cordial y equilibrado ambiente de discrepancia ‒somos todos buenos amigos y nos une la inquietud por el problema de la masificación de la sierra de Guadarrama, la discusión que mantuvimos sobre los problemas que plantea esta carrera se centró especialmente en la senda por la que transcurre, cuyo ilógico y confuso trazado salva a las bravas y en línea recta a través del pinar las fortísimas pendientes del Umbrión de la Najarra, lo que la podría convertir en una cárcava irrecuperable tras unos cuantos años de uso intensivo por efecto de las escorrentías de las aguas de lluvia. Además, como ocurre con tantos otros senderos de la sierra, el trazado se pierde y reaparece continuamente entre el matorral en muchos tramos de su recorrido, lo que obliga a los corredores a dispersarse entre los piornales y los frágiles pastizales de las zonas de cumbre.  
          Otro de los problemas de esta prueba es que transcurre por una ladera muy abrupta, boscosa y poco accesible dominada por los espectaculares canchales y despeñaderos de las cimas de la Najarra y las Cuatro Calles, zona que constituye uno de los mejores hábitats de todo el parque nacional para algunas especies de aves rapaces tanto forestales como rupícolas, como el águila calzada (Hieraaetus pennatus), el gavilán (Accipiter nisus), el buitre leonado (Gyps fulvus), el águila real (Aquila chrysaetos) y el halcón peregrino (Falco peregrinus). 
      Pero no sólo hay que considerar en este caso los valores naturales más tangibles. Independientemente de la importancia de esta ladera por su paisaje y su biodiversidad, en una montaña tan accesible y concurrida como la sierra de Guadarrama hay que aplicar el principio general de que las zonas todavía poco transitadas deben seguir siéndolo. Por ello es necesario que los estudios de impacto ambiental consideren la poca accesibilidad de estos parajes apartados como un valor en sí mismo, y que los gestores de los diferentes espacios protegidos apliquen la metodología del límite de cambio aceptable (LAC) estableciendo en estas zonas unos niveles suficientemente restrictivos que permitan poner coto a la apertura irregular de senderos de montaña por particulares, e igualmente regular la «recuperación» incontrolada y a menudo gratuita de otros muchos ya existentes.

Valentía y generosidad
Hasta hace poco, sin existir ningún estudio previo de capacidad de carga del territorio, las autoridades ambientales tanto regionales como locales, en especial la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid y varios ayuntamientos de la vertiente madrileña de la sierra junto a algún otro de la segoviana, han venido concediendo permisos a casi todas las solicitudes de celebración de carreras de montaña, cuando lo prudente sería aplicar el principio de precaución hasta que no entre en vigor el PRUG que se está elaborando. Sin embargo, en los últimos meses parece que las cosas han empezado a cambiar ante la presión social y mediática que reclama un control efectivo del uso público en los espacios protegidos de la sierra de Guadarrama. Prueba de ello es la desautorización por parte de los responsables de la Consejería de Medio Ambiente madrileña de algunas de las pruebas que se venían organizando hasta la fecha, lo que no ha hecho sino enconar aún más la controversia con la amenaza de la Federación Madrileña de Montañismo de interponer acciones legales. El papel de los ayuntamientos es también primordial, y por ello el de Miraflores de la Sierra, tras una reunión mantenida por el autor de estas líneas con la dirección del Parque Nacional, en la que se expusieron y se hicieron valer estos criterios, ha querido dar un ejemplo de responsabilidad desautorizando este año la celebración del Kilómetro Vertical de la Najarra, que estaba prevista para el 4 de septiembre de 2016. Sería muy deseable que otros municipios apliquen de igual modo el principio de cautela hasta que la normativa que emane del PRUG esté plenamente vigente.

Desautorización del Kilómetro Vertical de la Najarra por la Concejalía de Medio Ambiente y Urbanismo del Ayuntamiento de Miraflores de la Sierra (junio de 2016)
Como amantes de la sierra de Guadarrama, los corredores de montaña deben autorregularse y hacer suya la nueva y más exigente normativa que debería traer consigo la aprobación del plan rector de uso y gestión del parque nacional (RECmountain) 

          Vistos los problemas que plantean las carreras de montaña y su creciente demanda e implantación en un espacio tan masificado como la sierra de Guadarrama, es evidente que la mera regulación de la que han sido objeto hasta la fecha en el ámbito territorial del parque nacional limitación de participantes a un máximo de 450 y restricción del número de pruebas a sólo una diaria por cada vertiente‒ no va a ser suficiente para frenar el progresivo deterioro que sufren muchas zonas de la sierra, en especial los altos cordales y los estrechos y empinados senderos que ascienden por las laderas. Por ello, de cara a la redacción del PRUG habría que ir pensando en aplicar medidas que resultan imprescindibles para solucionar el problema. La primera y más importante es reducir drásticamente el número de participantes por cada prueba, con el fin de hacerlas mucho menos rentables y apetecibles como negocio para sus organizadores. Otras medidas complementarias serían su limitación casi sin excepción a las pistas forestales, como se hace en el Parque Nacional de Sierra Nevada, y el traslado de muchas carreras a otras zonas serranas menos sensibles. Las razones de tipo comercial o de imagen que mueven a los organizadores de estas pruebas a querer celebrar sus eventos precisamente en las zonas más emblemáticas y frecuentadas de la sierra, que son además las más frágiles y necesitadas de protección, deberían ser argumento suficiente para su no autorización. Si decenas de carreras de montaña con miles de participantes surcaran de día y de noche los pequeños senderos que atraviesan la marisma alta, los cotos o la vera del Parque Nacional de Doñana asistiríamos a un escándalo de alcance internacional. ¿Por qué aquí ha de ser distinto? En el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y su entorno hay cerca de 800 kilómetros de pistas forestales, además de 420.000 hectáreas de montes en la Comunidad de Madrid y 330.000 en Segovia, lo que constituye un inmenso e inagotable escenario para la celebración de carreras de montaña, que convenientemente reguladas permitirían aliviar la presión sobre los espacios más sensibles y representativos. En lo que atañe a las carreras nocturnas, huelga decir que nunca deberían ser autorizadas en los espacios naturales protegidos. 
          Junto a la urbanización descontrolada del territorio, amenaza que sigue latente y agazapada a la espera de que se vuelva abrir la veda del negocio de la construcción en el piedemonte serrano, la masificación recreativa se ha convertido en el principal problema de la sierra de Guadarrama como espacio natural protegido. Para su control es imprescindible alcanzar un acuerdo entre administraciones regionales, ayuntamientos, sociedades y federaciones deportivas, ONGs, colectivos de corredores y ciclistas de montaña, etcétera, etcétera, que exigirá valentía, conciencia ambiental y generosidad a partes iguales con el fin de conseguir un uso público no agresivo en el que es, sin duda, uno de los espacios naturales protegidos más amenazados de Europa. 
          Valentía por parte de las administraciones autonómicas y locales a la hora de adoptar medidas que serán polémicas y muy impopulares dentro de los influyentes círculos deportivos, la misma de la que hicieron gala los responsables ambientales de la Comunidad de Madrid hace ahora veinte años al prohibir la Travesía a nado de la laguna de Peñalara, una prueba que se venía celebrando cada primer domingo de agosto desde que en 1927 fuera implantada en el calendario de competiciones deportivas de aquella época por la desaparecida Sociedad Deportiva Excursionista. La supresión de esta prueba con sesenta y nueve años de tradición a sus espaldas estaba más que justificada por la erosión de las orillas de la laguna y la eutrofización de sus aguas, y hoy nadie se atrevería a poner en tela de juicio aquella medida ejemplar inspirada por un verdadero sentido de la conservación que hoy echamos en falta. 

La erosión de las orillas de la laguna de Peñalara y la eutrofización de sus aguas motivaron la prohibición en 1996 de su travesía a nado, competición que se venía celebrando desde 1927 (fotografía de Enrique Hidalgo Lorenzo)

          Hace falta también un ejercicio de generosidad por parte de las sociedades deportivas y las entidades sin ánimo de lucro que organizan estas carreras, el mismo del que ya hizo gala la Sociedad Peñalara en coherencia con su compromiso por la conservación de la Sierra de Guadarrama al renunciar en 2011 a seguir organizando el llamado Super Duatlón Peñalara, una prueba de gran impacto ambiental que consistía en una carrera a pie combinada con ciclismo de montaña, y cuyo recorrido de ida y vuelta partía de Cercedilla y llegaba hasta el risco de Claveles. En 2015 esta centenaria sociedad deportiva ‒de la que soy miembro renunció también a seguir celebrando el Trail Peñalara 80K, que ascendía por las abruptas laderas del Hueco de San Blas el Viejo, una de las zonas más valiosas y menos accesibles de la sierra. Aún así, todavía no es suficiente; para ser consecuente con su trayectoria conservacionista, nuestra Sociedad Peñalara debe continuar por el buen camino de la autorregulación y hacer una profunda revisión de otras pruebas, en especial el Gran Trail de Peñalara, la carrera «estrella» entre todas las que se celebran en la sierra de Guadarrama y también una de las de mayor impacto sobre el medio.
          De todo esto se habló y se debatió el pasado 9 de julio en el Aurrulaque, la tradicional marcha cultural y ambientalista que todos los años organizan la Asociación de Amigos del Guadarrama, la Sociedad Castellarnau de amigos de Valsaín, La Granja y su entorno y la Sociedad Peñalara. Tras la lectura del manifiesto Sierra de Guadarrama: por un uso público amigable, que corrió a cargo del autor de estas líneas de las cuales es un extractotuvo lugar un interesante debate sobre los problemas que plantean en nuestro entorno las carreras de montaña y otras pruebas deportivas, en presencia del Consejero de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Jaime González Taboada.

Lectura del manifiesto "Sierra de Guadarrama: por un uso público amigable" en el Mirador de Luis Rosales, durante el Aurrulaque de 2016 (fotografía de Pedro Nicolás)
El autor con Eduardo Martínez de Pisón tras la lectura del manifiesto (fotografía de Javier Sánchez)

 
 
          
          Correr por la montaña es un deporte bello, natural, estimulante y sostenible, pero practicado de forma multitudinaria en los lugares, las épocas y las horas inadecuadas es muy perjudicial para la conservación del paisaje y la biodiversidad de muchos espacios naturales españoles y atenta profundamente contra el derecho al disfrute de la gran mayoría de usuarios de los mismos. A pesar de ello, el nuevo modelo liberal de gestión de estos espacios, consagrado por la reciente Ley de Parques Nacionales de 2014, ignora esta realidad y permite que los valores naturales y culturales dejen de constituir el eje principal en el que se apoya su gestión al equiparlos a otros relacionados con intereses mercantiles y con la cultura del ocio. Así, nuestros mejores paisajes, conformados físicamente por siglos de aprovechamiento agrícola, ganadero y forestal y consagrados culturalmente por la mirada de pintores, escritores, científicos y poetas, se irán banalizando sin remedio y perderán una de sus más elevadas e importantes funciones, que no es otra que garantizar la educación ambiental, el recreo, el sosiego y la vivencia cultural y estética de millones de madrileños, decenas de miles de segovianos y los cada vez más numerosos visitantes procedentes de todo el mundo que acuden a ellos atraídos por la supuesta y deseable «marca de calidad» de un parque nacional que todavía está en mantillas. Del Plan Rector de Uso y Gestión que se está redactando dependerá que el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama llegue a ser, o no, ese sobresaliente y prestigioso espacio natural protegido por el que tantos venimos peleando desde hace muchos años. 

19 comentarios:

Javier Sánchez dijo...

Estoy de acuerdo con Julio Vías. En un Parque Nacional debe evitarse toda masificación y pruebas deportivas de miles de participantes. No creo que sean necesarias para disfrutar de la naturaleza, en un medo natural donde no tiene mucho sentido la competición. Gracias Julio!

Fcº Javier Barbadillo Salgado dijo...

Si de verdad se la considera un Parque Nacional, la sierra de Guadarrama ha de preservarse de usos y modas tan nocivos. Desgraciadamente sus gestores políticos bailan al son de esos usos y modas.
Muchas gracias, Julio Vías, por tan documentado y contundente artículo.

Carpetano dijo...

Cómo será la cosa que, dado que a la luz del día no hacían suficiente daño a flora y fauna con sus patrocinadísimas carreras, están poniendo de moda trotar también de noche; el impacto es BRUTAL para la fauna (mayoritariamente de hábitos nocturnos).

coyotepisapraos dijo...

Si bien estoy de acuerdo que toda actividad deportiva que discurra por un territorio protegido debe estar, de alguna forma, regulada y limitada, lo cierto es que no puedo sino discrepar con tu post.

Has usado cifras manifiestamente erróneas para llegar a conclusiones equivocadas.

Salvo error, aquí tienes el número de participantes de 9 de las carreras de montaña que mencionas + la carrera de las Dehesas organizada por los empleados del Banco de España. No he incluido ni el duatlón ni el triatlón.
Cross Cuerda Larga 473
Tres Refugios 389
MAM 384
KMV Barranca 151
Fernando García Herreros 140
GTP (sólo la ULTRA 2016) 484
Cross Nocturno 361
Maliciosa Vertical 184
Vertical Najara 77
Dehesas Banco de España 138
TOTAL 2781

Media por carrera: 278 participantes.

¿Dónde están los “muchos centenares”? ¿En qué Carrera de montaña de Madrid hay 1.200 participantes? ¿En serio, en cuál? Creo que los números REALES hablan por sí solos.

Por otro lado, basta con que mires los trazados de las carreras para ver que la mayor parte de los recorridos discurren por sendas y caminos. Aquí seguro que entraríamos a discutir qué es una senda. Pero ese sería otro debate.

Haces mención especial a los kilómetros verticales. Aquí sólo puedo hablar de lo que conozco. El km vertical de la Najarra (de hecho salgo en una de las fotos que has puesto) Cierto es que la Najarra discurre en gran parte campo a través. Eso es cierto. Pero no estamos hablando de entre “350 y 1200” participantes. En el caso de la Najarra estamos hablando de 77…

La prohibición por decreto, no es la solución. La solución es buscar y fomentar el uso sostenible del Parque de Guadarrama. Y el correr por la montaña, por libre o en carrera, forma parte de ese uso sostenible.

Y si la carrera que propone el organizador turno discurre por un lugar de especial relevancia o que está bajo protección especial, que se pida la modificación del trazado dentro de un plazo razonable.

Para terminar una simple cifra para la reflexión.
Según el ministerio competente, el número estimado de visitantes del Parque de Guadarrama en 2015 fue de 3,381 Millones de personas. Me parece exagerada, pero la repetiré: 3,381 millones de personas.

¿En serio que los 2.781 participantes de las 10 carreras arriba mencionadas forman parte de los grandes problemas del Parque? ¿Tanto erosionamos y manchamos los corremontes? ¿En serio?

Ponte las zapas y a correr dijo...

Pues no estoy de acuerdo y usted da una versión sesgada e interesada de la realidad. Las carreras por montaña transitan prácticamente en su totalidad por senderos y pistas, y excepcionalmente fuera de senderos, en muy cortos recorridos. Estoy de acuerdo que hay que regular, pero no prohibir, la sierra es de todos y hay que conseguir que se pueda disfrutar de ella. Invirtiendo un poco en vigilancia y mantenimiento de las sendas y vías de tránsito se podría conservar la sierra perfectamente. En cuanto al tránsito nocturno, los corredores vamos por senda, y, a los animales ni se les asusta, ni se les incomoda, por mucho que quiera usted hacer creer, pues tienen cientos de hectáreas nocturnas de absoluta tranquilidad. Las cabras, corzos, buitres y demás especies, cada vez están más acostumbrados a la tranquila presencia humana, y apenas se asustan, con lo que no parece que les incomodemos mucho.
Le he leído en otros foros y sigo sin ver que haga mención alguna a los cazadores, que estos sí que van fuera de sendero, y no creo que sea muy constructivo matar animales, y menos en un parque nacional; pero claro, en Miraflores la caza es sagrada, y no sería políticamente correcto que se metiera con ella.
Excepto las zonas de masificación de los fines de semana cercanas a los aparcamientos en la sierra, el resto de la montaña se encuentra en muy buen estado, y con que hubiera una pequeña intervención continuada en el tiempo, de mantenimiento y conservación, se podría disfrutar sin muchas limitaciones y sin prohibiciones.

Juan dijo...

Estimado Sr. Vías:
Además de lo mencionado por los dos últimos comentarios, y después de leer tranquilamente el estudio de impacto ambiental (que no es tal, pero no vamos a entrar en detalles), habría que reseñar que ha decidido hacer una interpretación un tanto sesgada del mismo para justificar, desde su cargo en el ayuntamiento de Miraflores, la no autorización del KV de la Najarra "por Decreto".
Inciso, copio de las conclusiones del estudio: "De forma general, se considera que el impacto de la carrera no ha sido significativo". (¿De dónde salen sus conclusiones sobre el elevado impacto de la carrera? ¿Ha hecho usted otro estudio?)
En un intento de compatibilizar actividades deportivas y que promueven la vida saludable, entiendo que habría sido más aconsejable buscar un acercamiento de posturas y, en base a las conclusiones del estudio, proponer medidas adicionales en la carrera, para corregir y/o prevenir los impactos PUNTUALES y de baja magnitud que se habían detectado.
Sin embargo, parece que ésta es la nueva manera de hacer política.
En fin...

David Glez Puerta dijo...

Estaría con usted de acuerdo si antes de que publicase sobre las nuevas actuaciones por el monte hubiera luchado con más fuerza e hincapié en estas otras http://www.elconfidencialautonomico.com/muy_confidencial/banistas-Rascafria-arrasan_0_2757324266.html ... donde aquí si se ve claramente el destrozo del medio natural y desde hace muchísimo más tiempo que el fenómeno de correr por el monte. Si quiere un buen album de fotos de como se destroza el monte vaya a Rascafría o antes a la Pedriza y más lugares, sacará unas instantáneas dignas de publicar para que luchemos contra la hipocresía.
Un saludo.

Félix dijo...

Vergonzosa la capacidad difamatoria de esta persona que escribe este artículo.

En la parte que me toca, como organizador del Vertical a Peñalara, preguntar ¿dónde hay MUCHOS CIENTOS de personas? ¿En qué se fundamente para plasmar dicha afirmación? Simple y meramente en un interés difamatorio. Y lo más triste es que hay personas que leen esta verborrea que escribe y encima se lo creen. Pero bueno, eso es lo propio de este 'tipicus-spanis' país. Unos dicen tonterías y otros se las creen.

Sr. Julio Vías (y lo de Sr. creo que sobra), estos son los participantes de la edición 2015 del Km Vertical a Peñalara (http://youevent.es/sport/multimedia/clasificaciones/Clasificacion6KmVerticalaPealara-0.pdf) y el público asistente seguidor de la carrera que se repartiera a lo largo del trazado dudo que llegara a otras 80 personas. Y si tienes alguna duda, este fin de semana te subes a Peñalara y los cuentas, que celebramos, muy a tu pesar, la 7ª edición.

Ahora bien, si a lo largo de un día como hoy subes al Pico Peñalara, durante todo el día seguro que pasan por allí cientos de senderistas contemplacionistas como tu (hay días que pasan por allí hasta miles). Doy por hecho, que tu con tu pasión contemplacionista, subirás alguna vez (lo coherente sería que no subieras). Luego, estas cientos de personas que un mero día como hoy suben a Peñalara, ¿acaso no tienen derecho a subir? Pues hombre, si son senderistas y contemplacionistas como tu, entonces no creo que dudes en que tienen el mismo derecho que tienes tu. Pues bien, ¿acaso alguien cuida o es responsable de lo que estas personas hagan o dejen de hacer sobre el medio natural en el que transitan y contemplan? Doy por hecho que ese alguien no es ni más ni menos que el sentido común y la educación de cada una de estas personas.

Pues sin embargo, en una carrera, como por ejemplo ésta del Km Vertical a Peñalara, que según tú, convocará a MUCHOS cientos de personas, a parte del sentido común y educación que a buena lógica de igual forma les debe corresponder a los participantes, también está la responsabilidad que los organizadores asumimos.

Claro, como nos lucramos a manos llenas ¿verdad? es lógico que asumamos esta responsabilidad. Pues la asumimos, por supuesto, cumpliendo con lo que estipula la Ley y no en base a tu criterio talibanista. Pero ¿quieres que echemos números para que veas como nos lucramos a manos llenas? ¿Has visto tu a algún organizador de este tipo de carreras nadando en la abundancia? 80 corredores, que si llego me doy con un canto en los dientes, por 15 € de cuota unos y 17 € otros, puede suponer un ingreso aproximado de 1280 €. ¿Quieres que te cuente los gastos? ¿Crees que hay otros ingresos? por que si así lo crees, mira a ver si me los descubres, que yo no los veo. A lo mejor tu como eres tan listo, los ves.

Por cierto, leyéndote, doy por hecho que a tí en tu trabajo no te pagan. ¡Qué suerte tienen algunos poder vivir del aire!

Pues querido amigo Julio (bueno, lo de amigo también sobra y lo de querido sin dudarlo). Algunas personas vivimos, alimentamos nuestra familia y pagamos nuestra hipoteca de organizar eventos y prestar servicios a otros organizadores. Pero claro, leyéndote, eso es un delito. ¡Válgame Dios!

Unknown dijo...

Sin duda, un artículo con muchas letras y poco fondo, cifras erróneas, desconocimiento de lo que es correr por montaña, donde además subyace cierta mofa, y sobre todo aversión a las carreras por montaña.
Acaso es la actividad de todas las que se realizan a diario la más dañina? Hay que ser ciego o tener algo en contra, para no ver que absolutamente no.

77 personas corriendo en la Navarra son absurdamente incomparables a los miles de senderostas que, estos si, impactan y de que manera durante todo el año. Le invito a ir un domingo cualquiera de nieve al puerto de navacerrada o en verano a las dehesas/presillas o pedriza.

Porque se hacen medidas decididas de protección del parque y no un ataque sistemático a las carreras de montaña?
Si mañana se prohibieran las carreras de montaña el parque seguiría siendo un desastre tomado por los domingueros sin ningún tipo de regulación ni nada.
Este artículo es absurdo, al igual que su animadversión al deporte que critica.
Le recomiendo encarecidamente la visita a un psicólogo pues igual existe algo oculto detrás de ello. Será usted más feliz.

Raúl García Castán dijo...

Pocas palabras definen tan bien la idiosincrasia del carácter español como aquellos versos inmortales de Machado: "Castilla miserable, ayer dominadora, / envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora" (cámbiese el Castilla por "España". Y todo lo demás léase punto por punto). Porque mucho de este carácter intransigente, ancestralmente característico del español, que "desprecia cuanto ignora", cree ver uno en la mayoría de estas actitudes radicales tan de moda entre el colectivo no con toda justicia llamado ecologista (tan sujeto por otra parte a modas, esnobismos estéticos y poses de rebeldía de guardarropía). Es evidente que cualquier deportista de montaña con un mínimo sentido común, está de acuerdo en que las carreras por montaña y cualquier otra especialidad deportiva que se desarrolle en un medio frágil, como de hecho es la naturaleza, debe estar correctamente regulada. Y no solo eso, sino que además debe velarse porque esa regulación se cumpla realmente. Dicho esto, no es menos cierto que ninguna actividad hay menos fuera de control, más controlada en una montaña, que una carrera por montaña. Nada hay, en una de estas competiciones, que erosione, ensucie o destruya más -siempre y cuando se cumpla a rajatabla una regulación adecuada- que la presencia habitual e incontrolada de miles de personas durante todo el año; presencia habitual e incontrolada donde por cierto están incluidos, además de nosotros los corredores, el señor Vías y todos los que firmaron o escucharon la lectura de su manifiesto. Que se obligue a los organizadores de las pruebas a que el recorrido quede tan recogido y tan limpio, o más y mejor, de lo que estaba al inicio de la prueba, por supuesto; que se obligue a los organizadores a limitar el nº de participantes a una cantidad razonable, por supuesto; que se obligue a los organizadores a no salirse de los caminos tradicionalmente utilizados por el ser humano, por supuesto; (caminos, no pistas forestales ¿qué arbitrariedad absurda es esa de las pistas forestales, tenemos acaso ruedas los corredores?) Que se apliquen las sanciones correspondientes si esto no se cumple a rajatabla, por supuesto; pero si se prohíben las carreras por montaña, en base a la mayoría de los razonamientos expuestos en el texto publicado por el señor Vías, deberían prohibirse, igualmente, la práctica totalidad de las actividades que se desarrollan o practican en la naturaleza. ¿De verdad una carrera que discurre por una serie de kms concretos una vez al año, modifica irremediablemente el paisaje por el que no volverá a pasar hasta 364 días después? Por supuesto que no. ¿Debemos limitar la presencia humana en la sierra, hasta el punto de que esta se convierta en un reducto para privilegiados, para eruditos, para iluminados, para enchufados, para fanáticos con patente de corso o para afiliados con carné a alguna asociación ecologista? Yo creo que no. Hay demasiadas causas ecológicas importantes y de difícil solución (los incendios, la caza furtiva, la contaminación, la especulación forestal, el deterioro incontrolado del medio, etc), como para que los que amamos la naturaleza nos dividamos más de lo que ya estamos divididos. Señores llamados ecologistas, muchos de nosotros también lo somos, sin necesidad de parecerlo estéticamente ni de tener un carnet que así lo acredite) empleen ese arrojo del que hacen gala ante un fenómeno, las carreras por montaña, que, regulado es inofensivo, en combatir esas amenazas reales y latentes, y a menudo tan olvidadas por peligrosas y difíciles de combatir. Los corredores de montaña con sentido común, es decir, la mayoría, también sabremos movilizarnos, llegado el caso, para defender aquello en lo que creemos y que sabemos no atenta contra la naturaleza, sino que se integra en ella de manera equilibrada, siempre y cuando se hagan las cosas de la manera correcta.

Anónimo dijo...

Aparece el lobby de los que van con prisas por el monte! (Tal vez sería más respetuoso decir "sky-runners" o "trail-crushers"..pero también hay que respetar un poco el idioma.) Desgraciadamente los corredores aportan poca sustancia. El primero se limita a jugar con los números y en los otros se detecta una debilidad por el ataque ad hominem.

Alejandro: "¿Dónde están los “muchos centenares”?" ahm..en la lista que acababas de ofrecer? ..no? Con un total de cerca de 3000 participantes, y solo citas 10 de 40 (o más) carreras. "¿En qué Carrera de montaña de Madrid hay 1.200 participantes?" ..Julio ha hablado en algun momento de la cifra de 1200? Y así.. saltamos a las cifras ministeriales: con los supuestos 3000 millones de visitantes, qué tiene que ver la ficción de la cifra de 2781 corredores?? Entre el total de participantes en todas las carreteras más los que entrenan para estas carreras y los que entrenan para otras carreras, en Benasque, en Chamonix etc - no hay fin de semana que no veo multitud de corredores por Peñalara-Bola del Mundo-Fuenfría, y entre semana también - cuantos corredores habrá? 100,000? 500,000? Lo sabrá el ministerio competente?

A VJGH le digo simplemente: Julio Vias, naturalista de reconocida trayectoria, argumenta de forma bastante sólida sus puntos de vista. Tú le contradices, haciendo afirmaciones que parecen un tanto ignorantes..y encima rozas el atacarle personalmente (a mi tampoco me gustan los cazadores..pero de ahí a "cazadores malos, corredores buenos" no llego).

Al Sr. Seguí, que también roza el ataque ad hominem, le digo: Vias en su texto ha argumentado de forma bastante extensa sus razones por estar en contra de la KV de la N, ¿de dónde se saca la conclusión de que se haya apoyado necesariamente en el citado estudio para hacer lo que sea? Y ¿ha sido Julio Vias, él solo, a desautorizar la carrera? ¿No hay otras voces en el ayuntamiento de Miraflores? ¡Menudo dictador conservacionista que está hecho el Sr. Vias!

¿En serio? En fin..

Julio Vias dijo...

Publico algunos comentarios que rozan el insulto (no ya el "ataque ad hominem" al que se refiere coldspringdays), como es, por ejemplo, el de masEvent, organizador del Kilómetro Vertical de Peñalara, pues al menos tienen algo que aportar al debate. Otros muchos, que sobrepasan la línea que marca los límites del respeto a la opinión ajena y llegan a la injuria, he decidido no publicarlos por irrelevantes. El anonimato y la reafirmación de la personalidad que da el sentirse miembro de un colectivo influyente y poderoso, a veces impulsan a algunos a hacer este tipo de comentarios que quiero ahorrar al lector

coyotepisapraos dijo...

Para Coldspringsday

Si hubieras entrado en los links que ha puesto Julio en los cuales basa parte de sus argumentos, habrías visto el artículo de opinión (insisto en lo de artículo de opiníon, ni estudio, ni reportaje, ni investigación.. artículo de opinión) de una tal Rosa Fernández que hace referencia a carreras de a 1.200 participantes.

Si para tí 300 personas son centenares, entonces 2.000 son millares (que lo son, no lo niego) Pero si no queremos engañar a la gente no decimos centenares para ese rango de cifras. Sólo los políticos usan tan burda trampa.

La cifra ministerial era de 3,381 millones. 3 Millones Trescientos mil. No 3.000 millones. Y creo que he dejado claro que la cifra de 2.871 corredores era la de participantes en esas 10 carreras que, permíteme que te diga, son las grandes.

Por cierto, por tu regla de tres acerca de toda la gente que sale a correr a la sierra los fines de semana... ¿qué hacemos con la gente que hace senderismo? No hay fin de semana que no vea miles de senderistas. A fin de cuentas van más lento, están más tiempo en la montaña, paran a comer, pegan gritos, van más cargados lo cual implica más erosión, muchas veces salen de la senda.. O qué decir de los cazadores...

Por último la manida cifra de 40 (o más) carreras de montaña en la Sierra ¿Cuales son? Cítamelas, soy todo oídos. Pero recuerda que el año tiene unos 48 fines de semanas, que en invierno no hay carreras y en Otoño apenas.




Julio Vias dijo...

En un artículo publicado en su web (cuyo enlace copio al final), la Federación Madrileña de Montañismo me acusa de participar en una "caza de brujas" que pretende acabar con el deporte en el medio natural, y de emprender una cruzada personal contra las carreras de montaña, como si fuera el senador McCarthy o el Capitán Trueno. Vuelvo a insistir en las razones que expuse en esta entrada: a la hora de tomar la decisión de no conceder este año la autorización del Kilómetro Vertical de la Najarra sólo se ha aplicado el principio de precaución aconsejable para una prueba que planteaba serias dudas en cuanto a su sostenibilidad, como incluso reconoce en su comentario de más arriba Alejandro García, uno de los corredores que han participado en sus dos ediciones.

http://www.fmm.es/actividades-de-montana/2013-10-22-12-12-24/noticias/item/1896-protesta-de-corredores-por-el-bloqueo-a-las-carreras-por-monta%C3%B1a


coyotepisapraos dijo...

Julio, por referencia y por aclarar mis palabras.

"La prohibición por decreto, no es la solución. La solución es buscar y fomentar el uso sostenible del Parque de Guadarrama. Y el correr por la montaña, por libre o en carrera, forma parte de ese uso sostenible.

Y si la carrera que propone el organizador de turno discurre por un lugar de especial relevancia o que está bajo protección especial, que se pida la modificación del trazado dentro de un plazo razonable"

Y no, permiteme dudar que la vertical de la Najarra discurra por un lugar de protección especial y permiteme que dude también que el paso de 77 persona un día suelto tenga un alto impacto. Porque por esa regla de tres prohibiriamos todo acceso y actividad en el Parque de Guadarrama.

Coimes, ni que la Najarra fuera Muniellos!!!

Julio Vias dijo...

Alejandro, en tu comentario del pasado 20/07 reconoces que el recorrido del Kilómetro Vertical de la Najarra "discurre en gran parte campo a través". Ello constituye ya un motivo suficiente para denegar la autorización de la prueba, pues la normativa del Parque Nacional establece un "vedado general de carreras extraviarias". Quiero insistir aquí en que, más que prohibir, se ha aplicado el principio de cautela hasta que el Plan Rector de Uso y Gestión establezca los usos compatibles con los objetivos de protección del Parque Nacional en cada zona. Por otra parte sabes bien que las carreras no se limitan a "un día suelto" cada año, pues el recorrido de cada una de ellas se convierte inevitablemente en lugar de entrenamiento cotidiano para los corredores. La Najarra no es Muniellos, claro está; aquí no hay oso pardo ni bosques casi vírgenes, pero sí hay una interesante, variada y amenazada colonia de aves rapaces. Además, estas abruptas laderas podrían convertirse a medio plazo en zona querenciosa para el lobo ibérico si permitimos que mantengan un grado aceptable de naturalidad. Y es que la Alta Montaña Mediterránea es un ecosistema tan importante como el Bosque Atlántico que mencionas. En cuanto al número de participantes inscritos en la segunda edición de esta carrera fueron 172, no 77 como indicas. Gracias por tu comentario.

coyotepisapraos dijo...

Cierto es, en el KM vertical de la Najarra participaron más de 77 personas. Mi error se debió a que miré la clasificación de los que participaron en todos los km verticales (también nos indica que muchas de las personas que participan en carreras de montaña, son las mismas) Esto es algo que uno empieza a ver después de participar en varias carreras.

Respecto a mi comentario de "campo a través" se ve que también estaba equivocado. Según el estudio de impacto ambiental, la carrera discurrió por la Senda Santé, de "reciente creación" y con algunos tramos que "requerirían mantenimiento y mejora por parte de la administración". Ignoro si la "administración" es el ayuntamiento, la comunidad o el órgano gestor del parque.

Curioso que, a pesar de que el propio informe indica que "el impacto de la carrera no ha sido significativo", recurras al principio de la prudencia para prohibirla. Entiendo que, siguiendo este mismo razonamiento, si el parque estuviera en tus manos prohibirías toda actividad que se saliera de pistas forestales.



coyotepisapraos dijo...

Julio, supongo que hoy te habrás levantado feliz. Otra carrera cancelada por la comunidad de Madrid. El Nemus Trail en Valdemanco. Lugar por todos conocido y siempre saturado de no cientos ,sino miles de corremontes todos los fines de semana (modo irónico, claro)

Julio Vias dijo...

He lamentado muchísimo no poder asistir a la presentación de la polémica "Guía de buenas prácticas para el desarrollo de carreras por montaña en espacios naturales protegidos" y al debate posterior sobre este asunto que tuvo lugar ayer en la Casa Encendida. Europarc me invitó como ponente pero hace unos pocos días sufrí una pequeña crisis cardíaca que ha exigido hospitalización, lo que me ha impedido estar allí y "dar la estopa" necesaria...