martes, 25 de febrero de 2014

EL VENTORRILLO

Después de tres meses de silencio forzoso retomo con verdadero placer la escritura de esta bitácora para ocuparme de uno de los lugares más olvidados de la sierra de Guadarrama, antaño muy frecuentado y citado profusamente en las crónicas deportivas y científicas a comienzos del siglo XX, pero hoy abandonado a su suerte por las administraciones y desconocido para la mayor parte de los aficionados a estas montañas. 
          Me refiero al Ventorrillo, un paraje situado junto a la carretera M-601, a mitad de subida al puerto de Navacerrada, lugar que tuvo una importancia decisiva en el fenómeno que se ha dado en llamar «descubrimiento del Guadarrama». Hace ya más de un siglo allí se concentraban los cientos de madrileños que subían a la sierra en invierno para patinar, como así se decía entonces, todavía un inocente juego que consistía en deslizarse por la nieve sobre unas tablas de madera y que fue importado directamente desde Suiza y Escandinavia a la sierra de Guadarrama por Manuel González de Amezúa y el noruego Birger Sörensen. En estos cien años, el esquí ha pasado de ser una simple diversión para las clases más pudientes a un verdadero deporte de masas practicado en todas las montañas del mundo. Es por ello que la importancia del Ventorrillo trasciende más allá de la simple historia del Guadarrama, ya que fue en este lugar donde nació en España la afición a este deporte, al convertirse en su primer campo de prácticas muchos años antes de que se construyera la la primera de las enormes y agresivas estaciones de esquí que hoy proliferan en nuestras montañas. No voy a hablar en esta ocasión del enorme coste ambiental que el deporte del esquí ha tenido en esta zona de la sierra de Guadarrama, pues es un asunto del que traté extensamente en un ensayo titulado El puerto de Navacerrada: pasado, presente y futuro de un «no lugar», publicado hace ya algunos años en la web de Castellarnau, Sociedad de Amigos de Valsaín, La Granja y su entorno, pero sí quiero referirme al olvido al que ha sido condenado este pequeño paraje tan cargado de historia, que es consecuencia del abandono y la decadencia que sufren el puerto de Navacerrada y su entorno inmediato desde hace décadas. 
          Los orígenes y la historia del Ventorrillo están indisolublemente unidos a la carretera de Villalba a La Granja, construida a finales del siglo XVIII según proyecto de Juan de Villanueva y por expreso deseo de Carlos III. Fue este célebre arquitecto, al que se deben todas las obras de infraestructura de este camino real, como el puente de la Cantina que cruza el río Eresma en la vertiente segoviana, quien emplazó en este lugar una casa de peones camineros y una venta o parador para arrieros y carreteros en donde cambiar los tiros de mulas y encuartar las carretas de bueyes antes de emprender las duras pendientes del puerto.

Uno de los primitivos edificios del Ventorrillo, abandonado y casi en ruinas en 1905. La colonia del Club Alpino Español no estaba todavía construida en la explanada situada enfrente y la carretera del puerto de Navacerrada, que aparece en segundo plano, era de macadám, es decir de tierra apisonada (Archivo de Alfonso Ceballos-Escalera)

          En 1906, apenas un año después de ser tomada la fotografía anterior, Manuel González de Amezúa, un joven que había viajado por Suiza y otros países europeos e intentaba dar a conocer en España el deporte del esquí, consiguió que el Ministerio de Fomento les cediera a él y a un grupo de amigos, pertenecientes todos ellos a influyentes familias de Madrid, una parte de la casa de peones camineros del Ventorrillo para ser utilizada como refugio en sus incipientes salidas a la sierra para esquiar. En 1907 el grupo de veinte amigos fundó allí mismo una agrupación a la que, con el característico afán de la época por emular en todo a las elitistas sociedades deportivas británicas, bautizaron con el nombre un tanto esnob de Twenty Club, reconvertido tres años después en el Club Alpino Español.

Esquiadores llegando al Ventorrillo en un día de invierno, hacia 1912. Al otro lado de la carretera aparece la casa de peones camineros y al fondo la primitiva edificación que dio nombre al lugar (Archivo del Club Alpino Español) 

          La afición al esquí pronto causó furor entre muchos jóvenes de las clases más acomodadas de Madrid, y en el mismo año de 1907 el grupo de amigos fundadores del club logró que el ministerio les cediera unos terrenos al otro lado de la carretera, en el monte de utilidad pública «Pinar Baldío», donde construyeron el primero de sus refugios, el diminuto chalet del Twenty Club. Hasta 1925 el Club Alpino Español solicitó otras cuatro concesiones de terrenos en las inmediaciones del Ventorrillo, que le fueron adjudicadas por un período de 99 años, gracias a lo cual se pudieron edificar otros refugios: el llamado «Refugio General», capaz ya de albergar a gran número de deportistas, y otros chalets más pequeños costeados por agrupaciones de socios. En 1913 la colonia «alpina» del Ventorrillo se había convertido ya en un concurrido punto de encuentro para los esquiadores de Madrid, desde el cual se podía acceder con relativa comodidad y rapidez al puerto de Navacerrada y a las cumbres más cercanas.

El chalet del Twenty Club en 1912, tras una primera reforma realizada poco antes (fotografía de Antonio Prast publicada en el Anuario del Club Alpino Español 1911-1912)
El chalet del Twenty Club en la actualidad. El tejado y el balcón no son los originales pero todo lo demás sigue igual: el muro delantero de piedra, el bonito banco de obra situado a la derecha de la puerta, y hasta el gran pino que ha crecido junto al edificio a lo largo de todo un siglo
Panorámica del Ventorrillo con el refugio General del Club Alpino Español en primer plano, hacia 1915. El firme de la carretera del puerto de Navacerrada era todavía de tierra (Archivo General de la Administración) 

          
          Entre 1911 y 1912 otras dos importantes entidades solicitaron y obtuvieron concesiones de terrenos en las inmediaciones del Ventorrillo: el Museo Nacional de Ciencias Naturales, que allí construyó la llamada Estación de Biología Alpina del Guadarrama, destinada a residencia y laboratorios para los naturalistas becados por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, y la Institución Libre de Enseñanza, que edificó un pequeño albergue donde se alojaban profesores y alumnos en sus famosas excursiones a la sierra. Otra sociedad deportiva, los Amigos del Campo, también disfrutó de la concesión de un pequeño refugio junto a los chalets del Club Alpino.
          En 1923, con la llegada del ferrocarril al puerto de Navacerrada todo cambió y el Ventorrillo dejó de ser la avanzadilla de Madrid en la sierra de Guadarrama. La construcción del Real Hotel Victoria y los nuevos albergues del Club Alpino y la Sociedad Peñalara en las alturas del puerto trajo consigo el inevitable declive de la pequeña colonia deportiva, escolar y científica, consumado definitivamente tras los destrozos producidos en la misma durante la guerra civil.
          Al contrario de lo que ocurre con muchos apartados parajes de la sierra cada vez más frecuentados, cuestión que nos preocupa a muchos, el Ventorrillo es hoy, como dijimos al comienzo de estas líneas, un lugar olvidado y casi desconocido para la mayoría de aficionados a la sierra de Guadarrama, por la poderosa razón de estar situado junto a la gran curva sin visibilidad que forma allí mismo la transitada carretera M-601, donde es muy arriesgado detenerse con un automóvil. Sin embargo, si la curiosidad del eventual visitante pudiera más que este inconveniente, aquel tendrá la oportunidad de reconocer todavía en este paraje algo de aquel lugar bullicioso donde hace más de un siglo se concentraban cientos de skieurs, como se decía entonces, para deslizarse sobre sus tablas de madera a lo largo de la improvisada pista de la carretera del puerto de Navacerrada y la cercana pradera de las Vaquerizas.
          La antigua casa de peones camineros, tan mencionada a comienzos del siglo XX en los artículos y reportajes de la revista Peñalara, en los anuarios del Club Alpino Español y en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza por servir de albergue a los primeros esquiadores, desapareció hace muchos años para dejar lugar a un horrendo edificio de viabilidad invernal donde se estacionan las máquinas quitanieves y se almacenan toneladas de sal para despejar de nieve la carretera en invierno.

El chalet de la Agrupación C del Club Alpino Español. Al fondo aparece el chalet del Twenty Club (fotografía de José Fernández Zabala publicada en el Anuario del Club Alpino Español  1911-1912)
La misma perspectiva en la actualidad. Este refugio era conocido como "la casa de Madinaveitia" por haber sido construido para sus hijos por Juan Madinaveitia y Ortiz de Zárate, afamado médico y destacado intelectual vinculado a la Institución Libre de Enseñanza. Su estado de abandono es evidente

       Poco más arriba, al otro lado de la calzada y medio oculto por el pinar, nos encontramos con el chalet del Twenty Club, casi como si estos cien años no hubieran pasado por él, todavía con su característica cubierta inclinada al más típico estilo alpino de moda en la época y un bonito banco de obra adosado a la fachada en el que aquellos primeros skieurs fundadores del Alpino podían descansar al calor del tibio sol de las tardes de invierno. El pequeño edificio constituye toda una sorpresa y un verdadero regalo para el paseante no avisado. Muy cerca, más o menos transformados y deteriorados pero manteniendo en gran medida su fisonomía original y su antiguo encanto, se levantan los chalets de las distintas agrupaciones del Club Alpino, y apenas a cien metros ladera abajo encontramos lo que queda del Refugio General tras su completa destrucción en la guerra civil, apenas unos arranques de muros, restos de pavimento y la gran base de sillería sobre la que se levantaba el edificio. A unos pocos pasos, al borde mismo de la carretera, hallamos el monolito erigido en época más reciente a la memoria de Manuel González de Amezúa, fundador del Club Alpino Español, que recuerda que en este mismo lugar se inició el deporte del esquí en la sierra de Guadarrama.

Lápida con inscripción situada al pie del monolito erigido a la memoria de Manuel González de Amezúa en el Ventorrillo

          Al otro lado del asfalto, separado unos cientos de metros del Ventorrillo por un corto camino forestal que desciende por la ladera, nos encontramos con la pequeña casa-refugio de la Institución Libre de Enseñanza, construida en 1912 y habitada por el anciano Francisco Giner de los Ríos durante el verano de aquel mismo año. Aunque también fue reformada tras la guerra civil, ha conservado su sencillez de líneas que armoniza a la perfección con el paisaje circundante, en especial su bonito tejado a cuatro aguas construido con antigua teja plana de Marsella, que destaca a lo lejos bajo el solemne e inconfundible perfil de las cumbres de Siete Picos. Es una pena que al haberse cumplido un siglo de su construcción se encuentre cerrada y sin uso, prácticamente abandonada y sometida al vandalismo incontrolado que prolifera en el entorno de la Sierra de Guadarrama.

La casa-refugio de la Institución Libre de Enseñanza bajo el fondo inconfundible de las cumbres de Siete Picos
          
          Descendiendo un poco más abajo por la carretera, también ocultos entre el pinar e igualmente desconocidos para la mayoría de los aficionados a la sierra de Guadarrama, encontramos a mano derecha los viejos edificios de la antigua Estación de Biología Alpina del Museo de Ciencias Naturales, establecida aquí en 1911 por iniciativa del eminente entomólogo Ignacio Bolívar para fomentar los estudios de botánica, zoología y geología en la sierra de Guadarrama durante aquellos años de esplendor científico y cultural iniciados en España tras la creación de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas. Todavía hoy sigue dependiendo del CSIC, el organismo que sustituyó a la Junta tras la guerra civil, pero su actividad es apenas un leve reflejo de la de entonces. Hace tres años, ni siquiera una simple reseña en la prensa recordó el centenario de su fundación. 

La Estación de Biología Alpina del Ventorrillo durante una visita de los asistentes al Congreso Entomológico Internacional de 1935 (Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales/CSIC)
La misma perspectiva en la actualidad

          Además del abandono de alguno de estos edificios históricos, la situación legal del Ventorrillo, como la de tantas otras concesiones de terrenos situados en montes públicos adjudicadas a comienzos del siglo XX en el entorno del puerto de Navacerrada, es incierta y compleja. En lo que atañe a los refugios del Club Alpino Español, las condiciones bajo las que fueron construidos, justificadas entonces por la carencia de albergues para esquiadores, fueron desvirtuándose ya en fecha temprana. Como pone de manifiesto el geógrafo Carlos M. Manuel Valdés en su obra imprescindible Tierras y montes públicos en la sierra de Madrid (sectores central y meridional), estos pequeños refugios se convirtieron en realidad en segundas residencias para el disfrute particular de unas cuantas familias vinculadas a la veterana asociación deportiva, situación que fue denunciada ya en 1941 por el ingeniero jefe del antiguo Distrito Forestal de Madrid, llegando incluso, posteriormente, a venderse alguno de ellos a pesar de estar edificados sobre suelo público. En 1981 el Instituto para la Conservación de la Naturaleza, el famoso ICONA, decretó la caducidad de las concesiones, pero tras los recursos interpuestos por los beneficiarios la Audiencia Nacional emitió en 1993 resolución favorable al Club Alpino Español.

Otro de los encantadores refugios construidos hace un siglo sobre suelo público en el Ventorrillo. En este caso, un uso privado culto y responsable lo ha mantenido en un encomiable estado de conservación
Fragmento de un plano de 1923 en el que se señalan las colonias históricas de los inicios del guadarramismo, con el Ventorrillo, la casa-refugio de la Institución Libre de Enseñanza y la Estación de Biología Alpina
          
          El Ventorrillo no sólo forma parte importante del patrimonio cultural de la sierra de Guadarrama, sino también de la misma historia del deporte en España, por lo que merece ser rescatado del olvido y del abandono parcial en el que se encuentra. Aunque el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama ha nacido con no pocas carencias y limitaciones, su influencia en el entorno inmediato debería abrir las puertas, en la medida de lo posible, a la recuperación para el uso público de este pequeño y desconocido enclave tan vinculado a su historia más reciente, dándole un uso preferiblemente cultural. Esta recuperación del Ventorrillo debería estar enmarcada dentro de un ambicioso proyecto que aborde, de una vez por todas, la verdadera restauración ambiental del puerto de Navacerrada en su conjunto, solucionando el problema que supone ese horrendo caos urbano situado poco más arriba y encajado con violencia en mitad de una de las más valiosas masas forestales de la península Ibérica.

La línea de delimitación del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (en verde) sortea de forma brusca y evidente los terrenos del Ventorrillo (Mapa Topográfico del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, de Ediciones La Librería) 

31 comentarios:

Javier Sánchez dijo...

Qué interesante y desconocido este lugar del Ventorrillo. Se deberían organizar excursiones y habilitar un sendero para llegar allí. Aunque siempre podremos subir desde el embalse de Navalmedio.
Un lugar con historia que merece ser rescatado!

Julio Vias dijo...

Me temo que a los propietarios y/o titulares de las concesiones no les va a hacer ninguna gracia que el lugar se popularice. Esto es, desde luego, una cuestión menor, pero yo me pongo en su lugar... Miedo da que a las administraciones se les ocurra alguna idea para "poner en valor" el lugar y lo conviertan en un pequeño parque temático. No soy nada partidario de divulgar la ubicación de enclaves como éste, desconocidos, valiosos y muy vulnerables, pero en este caso concreto creo que conviene que se sepa que el lugar existe, que está en parte abandonado y que se le podría dar un uso público adecuado y respetuoso vinculado al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama...

toño dijo...

Hola Julio, apasionante historia de este lugar y de sus dependencias que a lo largo de los años han logrado sobrevivir, habilitar este sitio para historias del Parque sería lo adecuado.Un saludo,Toño

cn dijo...

Fantastico Julio.... ¿ Lo puedo compartir? bueno casi que mejor te llamo...

Unknown dijo...

Gracias Julio por esta nueva entrada, como siempre enriquecedora y estimulante en si. Aunque el paraje nos fuera conocido nos descubres muchas cosas. Me parece acertado tu comentario sobre cómo actuar respecto al enclave y sus edificaciones "históricas"

Nanqui Soto dijo...

Felicidades Julio. Creo que en los primeros mapas topográficos del IGN, de principios de siglo, salen las construcciones de El Ventorrillo con sus nombre originales. Lo busco y te lo mando.

Un abrazo
Miguel Ángel Soto

Julio Vias dijo...

Gracias a todos por vuestros comentarios. Por supuesto, podéis compartir la entrada, que para eso está publicada. A ti, Tonet, te mando un abrazo a Londres. Miguel Ángel, en cuanto a los mapas de principios de siglo, concretamente la hoja de Cercedilla del IGN, ya la tengo. En todo caso, otra vez mil gracias y un abrazo

Felipe Pacheco López dijo...

Hola Julio, interesantísimo artículo, como siempre nos tienes acostumbrados.
Hay una cosa que no me queda clara y es que, según comentas, las concesiones son por 99 años y la mayoría de ellas se conceden en los años 1910 al 1912 y hasta el 1925, de resultas que la mayoría de ellas habrían revertido ya de nuevo al Estado. ¿Qué pasó entonces?,¿se renovaron las concesiones?
Un abrazo

Julio Vias dijo...

Hola Felipe. Las concesiones de dieron a perpetuidad, lo que en la práctica se traduce a 99 años. No sé a ciencia cierta más que lo que refiere Carlos M. Manuel Valdés en su estupendo trabajo sobre los montes públicos de la vertiente madrileña de la sierra de Guadarrama. Allí afirma que tras el decreto de caducidad de las concesiones emitido por el ICONA en 1981 los beneficiarios recurrieron y la justicia les dio la razón. Si se prorrogó la concesión, o si los edificios y el suelo sobre el que se construyeron pasaron a ser de la plena propiedad de los usufructuarios es algo que habría que averiguar.

Unknown dijo...

Hola Julio. Tanto me gustó tu blog después de leer tu última entrada del año pasado, que finalmente me hice seguidor tuyo (figuro como TILENUS1) y me he leído todos los demás artículos de esta magnífica bitácora, aunque no he comentado en ninguno salvo en el último sobre el formidable Pinus sylvestris del Pinar de los Belgas.
Como siempre un placer leerte. Por cierto, estoy de acuerdo contigo en que es peligroso divulgar los espacios naturales y sus curiosidades dado el evidente riesgo de masificación, deterioro y no siempre correcta gestión por parte de las Administraciones.
Por supuesto, tenía noticia de El Ventorrillo, pero como bien dices está en un lugar de no fácil visibilidad si asciendes en coche, de ahí que sean muchos los que no sepan de su existencia.
Mi agradecimiento por esta entrada después de meses de parón, y por supuesto mi sincera felicitación.
Un saludo cordial.

Raúl Moreno Fernández. Humilde geógrafo, naturalista e historiador (y por desgracia profesor no ejerciente).

Julio Vias dijo...

Raúl, muchas gracias por tu comentario. Por supuesto, no quiero divulgar la existencia y la belleza de algunos lugares especialmente frágiles, pero como hoy todo está amenazado por las nuevas políticas ambientales de las Administraciones, en ciertos casos no tengo más remedio que referirme a ellos. Un buen ejemplo es el Hueco de San Blas el Viejo, donde la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid ha autorizado una prueba ciclista multitudinaria. A este lugar le voy a dedicar una de las próximas entradas a la bitácora.
Para asegurar la buena gestión del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y de toda la sierra en su conjunto es imprescindible que las administraciones sean conscientes del valor de lo que tienen en las manos (hoy parece que el consejero Borja Sarasola lo ignora completamente) y educación ambiental. Un saludo.
Julio

Observatorio de El Ventorrillo dijo...

Muy interesante. Desde la Estación Biológica El Ventorrillo intento comenzar a divulgar los trabajos de investigación que aquí se hacen. Evidentemente, no para fomentar las visitas a este rincón, sino para llevar la ciencia a las localidades del entorno y a los visitantes de la Sierra madrileña.
Mi blog:
http://blogventorrillo.blogspot.com.es/

Saludos

Julio Vias dijo...

Jesús, aunque los tiempos de esplendor ya pasaron, sé muy bien que seguís en la brecha divulgando los valores naturales de la sierra de Guadarrama y llevando a cabo investigaciones del máximo interés en la Estación Biológica del Ventorrillo.
Un saludo cordial

Rafa R dijo...

Hola Julio

He descubierto tu blog, y me he llevado una muy agradable sorpresa. Que contrasta con la tristeza que me produce el recelo a divulgar para evitar deterioros y desastres mayores. No me imagino a giner guardándose Guadarrama para si mismo por miedo a su masificación y deterioro, son otros tiempos y la educación brilla por su ausencia lamentablemente. Veo que no citas "La Casita", e imagino el motivo; una lástima que solo las vacas guadarrameñas y unos pocos afortunados sepamos de su existencia y significado.

Un saludo agridulce
Rafa

Rafa R dijo...

Hola de nuevo Julio

Pido disculpas por mi torpeza de ayer (antes de que contestes) al no pinchar en "Leer más" al final de la entrada, y ver que en efecto nombras "La Casita" de la ILE.

Y aprovecho para decir que la tristeza de la que hablo en mi comentario anterior no es una crítica hacia tú postura, ya que yo mismo tengo una lucha interna en eso de si contar o no ciertas cosas. Pero siempre termino pensando (quizás para justificarme) que la mejor manera de que se respeten las cosas es conociendo su historia y significado. Que se consiga o no es otra historia.

Un cordial saludo
Rafa

Julio Vias dijo...

Hola Rafa, mi temor a divulgar la existencia de ciertos lugares me ha obligado durante años a cerrar el pico, e incluso a rechazar algunas propuestas editoriales para elaborar guías de senderismo. Tras la declaración del Parque Nacional, la veda se ha levantado ya completamente, y se harán públicas las rutas para acceder a los últimos rincones de la sierra de Guadarrama que quedan por descubrir para el senderismo multitudinario. No seré yo quien lo haga, pues sigo sin bajarme del burro... Lo que sí haré, por supuesto sin dar itinerarios, es alertar de la fragilidad de estos lugares, por si sirviera para que las administraciones tomen cartas en el asunto con medidas de control de acceso a los lugares más sensibles.
Gracias por tu amable comentario, y un saludo

Rafa R dijo...

Hola de nuevo Julio

Tengo una duda que no han terminado de resolverme desde el Blog de la Estación Biológica del Ventorrillo. En los mapas del IGN aparece la "Casa de Mariposas" en la zona de "La Casita" de la ILE; llegué a pensar que podía ser la misma construcción, pero me da que son edificios diferentes. He buscado información y no encuentro nada relevante sobre la "Casa de Mariposas". Y es aqui donde recurro a una de las personas que más saben de Guadarrama.

Un cordial saludo
Rafa

Julio Vias dijo...

Rafa, la Casa de las Mariposas era el primitivo edificio de la Estación de Biología Alpina del Ventorrillo, aún existente. Se llamó así porque la frecuentaban entomólogos armados con mangas de caza o "cazamariposas" a la búsqueda de insectos raros, entre ellos algunas especies de lepidópteros que hicieron famosa a la sierra de Guadarrama en toda Europa, como la Graellsia isabelae. Allí se guardaban en cajas colecciones de mariposas que hoy se custodian en el Museo de Ciencias Naturales.

Met dijo...

Por fin se la historia de esas casas ocultas que un día bajando desde la Barranca me encontré por casualidad. Un sitio increible para los afortunados que tengan las concesiones.
Como muchas cosas en el Guadarrama están en un estado de terrible abandono.

Saludos y gracias por formar e informar sobre el lugar donde vivo.

Unknown dijo...

Muy buen reportaje y como conocedor de la zona también digo que acertado.
Por cierto y los chalets seencuentran en perfecto estado, sobre todo el de los descendientes de D. Alfredo Kindelán.

Weidner dijo...

Muy interesante y documentado artículo completado con imágenes antiguas comparadas con las actuales.
En El Ventorrillo hay también un gran edificio del que no se encuentra información ni sabemos cual será su futuro. Se trata de la residencia de empleados del Banco Hispano Americano. Tras la fusión con el Banco Central siguió utilizándose como residencia, pero cuando se fusionaron el Central Hispano y el Santander, se cerró. Hoy el edificio y sus jardines están en estado de abandono.

Anónimo dijo...

Weidner, la información que comentas sobre la antigua residencia del Banco Hispano Americano no del todo correcta. Desde hace tiempo se están haciendo obras en el edificio, parece ser que lo ha comprado el Csic. Este año no me he acercado por allí, así que no puedo confirmar el estado actual.
Soy hija de empleado del BHA y he pasado muchos días de mi infancia y juventud en esa residencia, un lugar ideal.

Julio Vias dijo...

Me comunica Jonathan Gil, director del diario digital "El Guadarramista", el derribo del chalet de la Agrupación C, en el Ventorrillo. Me pregunto cómo ha sido posible tamaño despropósito en los mismos límites del parque nacional y en plena zona periférica de protección...

Anónimo dijo...

No muy lejos de El Ventorrillo, en el fondo del valle, junto a la pradera de Cortes, donde en las décadas de los 60 / 70 del siglo pasado la OJE - Organización Juvenil Española - instalaba uno de sus campamentos paramilitares, todavía perduran algunas de sus construcciones (un edificio destinado a cocinas, un muro con multitud de grifos de agua en sus dos lados para el aseo de los acampados y otro edificio, a modo de capilla, donde se situaba el altar para las misas de campaña).
De la noche a la mañana también aquí han desaparecido dos de esas construcciones: el edificio donde se situaban las cocinas y el muro con los grifos de agua, quedando en pié, por ahora, la capilla.
Junto al regato de Navalmedio permanece la fuente para calmar, con su agua fresca, la sed del caminante.

Rafael dijo...

Buenas Julio: Soy Rafa, Guía de montaña del club alpino español. En primer lugar decirte que me ha encantado tu blog, y que he elegido para foto del evento de la próxima ascensión una preciosa de siete picos que publicaste aquí, espero que te parezca bien, si no, me dices y la cambio.

Por otro lado quería expresar el agradecimiento por tu tratamiento amable, cariñoso y respetuoso del sitio del ventorrillo que haces en esta publicación, y como usuario y conservador del mismo, quería remarcar que el club esta resurgiendo en su verdadera y original actividad de promoción y acercamiento del deporte y el amor a la montaña, y que , para nosotros, el ventorrillo es el corazón que aún hace que ese amor corra por nuestras venas. Como bien indicas, el ventorrillo esta conservado con mucho trabajo y cariño, y con respeto al medio y a lo histórico de la edificación, y es el centro del que parten muchas de nuestras excursiones.

Como las comunicaciones y los vehículos han acercado tanto la sierra a Madrid, el refugio como tal no tiene la razón de ser que tuvo en su origen, pero intentamos que al menos quede como recuerdo para todos de lo que fueron los orígenes del deporte de montaña en la península ibérica (en la loma del noruego, donde se asientan, esta reportada la primera vez que se avistó a un esquiador, el "noruego" precisamente, en el centro de España, allá por 1904)

Quedo a vuestra disposición y os invito a acudir a la ascensión del 10 u 11 de diciembre:

https://www.facebook.com/events/1896457773915785/

Jose Luis dijo...

Muy buen artículo

Yo conozco muy bien las casas del ventorrillo he estado en todas ellas, pues vivía allí.
Primero voy a comentar cada una de las casas:ñ
La casa de Urrutia debajo de la casa del Tuenty, una casa pequeña que tenía una habitación tipo barco.
El Tuenty una casa de 2 pisos con un salón en la primera planta 3 habitaciones en la segunda y un baño.
La casa de kindelan que también utilizaba y utiliza la anterior casa, en esta casa sólo he pasado al salón y a La Cocina , preciosa casa con un pozo, increíble.
Un poco más arriba está la casa del Dr. Marañon, una salsa de madera de 2 plantas, cuando yo la conocí había vajillas de plata y muebles increíbles lo que más me impresionó fue una estufa de hierro que estaba en la escalera.
Más tarde fue andando por todos esos parajes y me encontré otra casa que no existía y fue curioso iba con mi mujer y nos salió al paso una señora, supongo que la dueña, que nos dice que si habíamos visto alguien por allí, nos dijo que la habían robado.
Más abajo estaba la Residencia del banco Hispano.
Enfrente pasada la carretera la capilla de Investigaciones científicas, cedida a la residencia para misas, por cierto la virgen de esa capilla es de madera y es la hija de un director general que pidió a un escultor que hiciera una copia de su hija muerta.
En ese terreno existe una casa con piscina para los investigadores, cuando yo pase allí lo que más recuerdo es una sala enorme con muchas sillas, tan bambien un sitio que no recuerdo y que había jamones colgados. Yo iba a esa casa para cojer tila de un árbol.
En este mismo sitio existía otra casa de guardeses, aunque no siempre estaban.
No sé si decir algo que me va a descubrir quién soy, pero soy tan mayor que me da igual, en la parte baja de esta finca mi tío tenía un huerto de patatas, yo lo ayudaba a quitar las malas hierbas y recoger las patatas. Con esto mucha gente sabrá quién soy, pero bueno no me importa.
Un poco más arriba se encuentra la casa de los que quitaban la nieve, los camiones que utilizaban eran un Rover de los que echan la nieve por un tubo y uno que llamaban busi, detrás el chalet de los directores generales de carreteras.
A la derecha un almacén donde se guardaban los camiones, la leña, etc. Un poco más al la derecha la casa de los peones camioneros,
En honor a ellos diré sus nombres Mariano y Nico, buenas personas, detrás de la casa tenían un pequeño sitio donde criaban dos credos que les servían de comida durante el año, también tenían una centralita telefónica a donde todos los que tenían teléfono tenían que comunicarse para poder hablar con otro usuario.
Detrás de la casa de peones camioneros existía una casa de piedra no muy grade y que era del cura que los tres meses de verano residía allí con su sobrina no lo digo con mala intención ella era muy amiga mía
Por el camino del calvario no muy lejos de la casa del cura estaba la casa de los guardeses que se dedicaban a vigilar y ha recorrer con caballo todos lo caminos.
Poco más allá est aba. La casa de las mariposas, en gotas las paredes tenían cuadros con mariposas lo que me gustaba ver es la cantidad de bichos voladores que recogían por la mañana de un embudo con luz que dejaban toda la noche.
Tengo muchas cosas más que contar pero por hoy ya está bien.

Unknown dijo...

Magnífica entrada sobre esta zona, gracias Julio. Había leído sobre algunos de estos chalets y siempre me hacía un lío sobre su posible ubicación, yo soy de las que no para en la curva y cuando he ido andando a Navacerrada lo he hecho por el camino del Regajo y del pino de la cadena de él embalse de Navalmedio sin investigar esa zona más a la derecha.
Tengo a mi alcance -y al de todo el que quiera- la revista España Automóvil de principios del siglo XX que habla de toda esta zona y siempre me preguntaba donde estaba todo esto si es que había sobrevivido al paso del tiempo.
Y por último destacar el ultimo comentario anterior a éste, de José Luis, al que agradezco su detallada descripción y año a seguir contando historias de esa zona que conoce tan bien.

Sergio Villota dijo...

Julio, como siempre, un placer leerte (y no te digo ya el día que tuve el honor de conocerte).
Pero esta vez, creo que has sido eclipsado por Jose Luis... ¡¡¡Por favor, siga usted contando!!!
O escriba un libro, o llámeme y quedamos para que me lo cuente sólo a mi!!!

Juan Carlos dijo...

magnífico artículo. Lo conozco de primera mano por lo que me han comentado mis padres que vivían en la casa de camioneros. Esteban y Manuela que participaron en esta historia. También mi abuelos Agapito y Antonia. Mi padre y abuelo fueron los camioneros y pasaron innumerables dificultades para quitar la nieve con yunta de bueyes.

Jara dijo...

José Luis, en tu comentario supongo que te referirás a Sara, la sobrina del Cura, y hermana de Luis y Antonio.¡Qué tiempo tan Feliz!
¡Ah! Yo no cogía tila. Cogía avellanas y guindas silvestres.Y, en otoño, moras.

Virginia dijo...

Hola, me encantaría poder contactar con Julio Vías, el autor de este artículo. Busco información sobre el Ventorrillo, pasé allí los veranos de mi infancia con mi abuelo, que era guarda de Icona. Sería posible hablar con usted, Julio? Gracias, saludos!