Tras la declaración del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, se ha reavivado mucho el debate sobre la conservación de algunos de los parajes más sensibles y amenazados incluidos dentro de su ámbito territorial o de su zona periférica de protección, y hoy voy a echar leña al fuego a una antigua controversia retomada recientemente por algunos medios de comunicación alrededor de una de las cumbres más renombradas entre todas las que accidentan la vieja y desgastada orografía española. Como el lector informado ya sabrá por el título de esta entrada, me estoy refiriendo a Las
Guarramillas, más popularmente conocida como «la Bola del Mundo», una montaña cuya redondeada cima erizada de grandes antenas de telecomunicaciones constituye una visión habitual para los habitantes de Madrid y Segovia, que diariamente la pueden contemplar, cada cual desde su propia lejanía, según estén situados a uno u otro lado de la sierra de Guadarrama.
Una montaña simbólica
Una montaña simbólica
Pero esta montaña tiene una relevancia que va mucho más allá de esta cotidianidad visual o de su destacado y conocido papel como escenario de actividades deportivas y de ocio. Por una parte está su gran importancia geográfica, pues no en vano constituye un verdadero nudo orográfico e hidrográfico en el que confluyen los dos grandes cordales que forman la Sierra de Guadarrama y donde tienen sus más altas fuentes
los cuatro principales ríos de todos los que nacen en ella: el Guadarrama, el Manzanares, el Lozoya y el Eresma. Por si fuera poco, en sus vertientes meridionales se abren los valles de dos de estos ríos que
indistintamente se llamaron Guadarrama durante la Edad Media: el antiguo «Guadarrama
de Madrid», el actual Manzanares, que tiene sus fuentes en el ventisquero de
las Guarramillas o de la Condesa, y el «Guadarrama de Calatalifa», hoy el
verdadero Guadarrama, que tiene el punto más elevado de su cabecera en las
altas vertientes occidentales
de esta cumbre, allí donde se forman las escorrentías que dan origen al arroyo del Regajo del Puerto. Es en el hecho del
nacimiento de estos dos Guadarramas medievales, que se distinguían por el
nombre de las dos fortalezas musulmanas que defendían el paso por sus cauces, donde hay que buscar el origen del antiguo nombre de esta montaña, que ya aparece denominada como «Las
Guadarramiellas» en el Libro de la Montería que mandó escribir el rey Alfonso XI de Castilla a mediados del siglo XIV.
Pero además de esta relevancia geográfica e histórica, la cumbre de Las Guarramillas es un lugar cargado de un profundo significado cultural. En este año se cumple el centenario de la muerte de Francisco Giner de los Ríos, por lo que es muy oportuno también destacar aquí la carga simbólica que adquirió esta montaña a raíz de su contemplación desde la cima, junto a un grupo de alumnos de la Institución Libre de Enseñanza, de una puesta de sol que le inspiraría su artículo "Paisaje", un hito estético fundamental para el posterior descubrimiento del paisaje de Castilla por parte de los escritores de la generación del 98. Publicado en marzo de 1886 en La Ilustración Artística, este conocido artículo dio origen a una corriente cultural científica y deportiva de acercamiento hacia la sierra de Guadarrama que hoy denominamos como «guadarramismo», de la cual deriva en gran parte el moderno movimiento conservacionista vinculado a estas montañas.
Una puesta de sol contemplada desde aquí mismo en 1885 inspiró a Francisco Giner de los Ríos su artículo "Paisaje" |
Infraestructuras obsoletas
Sin embargo, ni esta relevancia histórica, geográfica y paisajística ni su especial significación en el proceso de formación de una conciencia ambiental en nuestro país han librado a esta montaña de una larga serie de humillantes afrentas que se le han venido infligiendo desde los tiempos de la dictadura de Franco, como la habitual sustitución de su topónimo de origen medieval por el mucho más banal de «Bola del Mundo», la casi completa desfiguración de su paisaje por la apertura de carreteras, remontes mecánicos y barreras cortavientos para la práctica del esquí, el reciente establecimiento de una meta de etapa en la Vuelta Ciclista a España y la instalación en su cima de una verdadera parafernalia de antenas que exhiben su fealdad metálica a grandes distancias por las dos Castillas.
Estas aparatosas infraestructuras de telecomunicación fueron levantadas a finales de los años 50 del siglo pasado como repetidor de señales de la recién nacida Televisión Española, y son las primeras y más antiguas del país en desempeñar ese cometido. Constan, además de las enormes antenas ‒la mayor de sesenta y cinco metros de altura‒, de varios edificios en los que se ubican el centro de control, las habitaciones de los técnicos y del personal de vigilancia, las cocinas, almacenes, garajes y las dependencias que en su día se conocían como «ala del ministro», que en su afán por controlar el funcionamiento de las instalaciones en sus primeros tiempos solía ocupar Gabriel Arias Salgado, ministro de Información y Turismo entre 1951 y 1962 y hoy recordado por la férrea e implacable censura a la que sometió la prensa, el cine, la radio y la televisión de la época. El centro emisor se abastece de agua del cercano nacimiento del río Manzanares, de electricidad a través de una línea de alta tensión que sube hasta los 2.262 metros de altitud procedente de Villalba, y además dispone de grandes depósitos subterráneos de combustible para la calefacción y los generadores eléctricos de emergencia.
La estación repetidora de la Bola del Mundo hacia 1965, según una tarjeta postal de la época |
Pero no hay que dejarse engañar por las apariencias. A pesar de contar con estas instalaciones tan sofisticadas y aparatosas, la tecnología de la Bola del Mundo se ha quedado completamente anticuada tras la revolución tecnológica vivida por las telecomunicaciones en los últimos tiempos. Por ello, su uso se ha reducido al mínimo tras el apagón de la televisión analógica que tuvo lugar en 2010, lo que no ha impedido que la estación repetidora fuera privatizada poco después en favor de la empresa Abertis Telecom, que según la información actualizada ofrecida por Wikipedia la utiliza hoy únicamente para emitir señales de radio. Poca utilidad para tal despliegue de infraestructuras y a costa de un impacto ambiental tan elevado.
Y es que, además de ser una peligrosa fuente de radiaciones electromagnéticas por su gran potencia de emisión, estas antenas tienen, como ya hemos dicho anteriormente, un
enorme impacto visual perceptible a grandes distancias desde cualquier punto preeminente de la sierra de Guadarrama, una gran parte de cuyo territorio ha sido declarado
recientemente como parque nacional, quedando esta cima excluida del mismo bajo la figura de Zona de Uso Especial por
la incompatibilidad de las instalaciones con la normativa del nuevo espacio
protegido.
La ineludible restauración paisajística
A punto de cumplirse dos años de la declaración del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, ha llegado el momento de abrir un debate serio y riguroso sobre el necesario desmantelamiento del centro emisor de la Bola del Mundo y su sustitución por instalaciones alternativas más eficientes y emplazadas fuera de los distintos ámbitos de protección que afectan a estas montañas. Ello constituiría el primer paso para una recuperación integral de este enclave tan degradado por estas y otras infraestructuras relacionadas con la práctica del esquí, al que rodea completamente un extraordinario conjunto de espacios naturales protegidos, como el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, el Parque Natural Sierra Norte de Guadarrama, la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) del Alto Lozoya y los montes de Valsaín.
Las antenas ocupan un enclave completamente rodeado por un irrepetible conjunto de espacios naturales protegidos |
Y esto que reclamamos aquí no es nada nada nuevo, ni algo inasumible por parte de la administración regional madrileña. Son exactamente los mismos criterios de protección que se emplearon en 1999 para el desmantelamiento de la estación de esquí de Valcotos y la recuperación ambiental y paisajística del entorno de Peñalara, una actuación que marcó un hito en toda Europa en lo que a restauración de espacios naturales degradados se refiere. El ejemplo que supone hoy día aquella iniciativa pionera, en la que se derribaron tres edificios en el vecino puerto de los Cotos, se desmontaron once remontes mecánicos en las laderas de Dos Hermanas y se restauró la topografía original y la vegetación autóctona en veinticuatro hectáreas de terreno completamente degradadas, siempre va a estar allí presente, a apenas una decena de kilómetros, como un espejo en donde será inevitable mirarse. Hoy todo ese entorno recuperado forma parte del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Retirada de materiales con helicópteros durante el desmantelamiento de la estación de esquí de Valcotos (Nevasport) |
Otros casos similares que también nos sirven de ejemplo son las demoliciones de algunos edificios obsoletos o simplemente ruinosos, como el enorme Sanatorio del Guadarrama levantado en 1917 en terrenos del vecino monte de utilidad pública «Pinar de la Barranca» y derribado en 1994, y otros construidos a comienzos de los años 70 en conocidos parajes de la sierra, como la residencia de suboficiales del ejército del Aire en el puerto de los Cotos, o el ruinoso bloque de apartamentos que hasta hace no tanto tiempo exhibía sus vergüenzas en lo más alto del puerto de la Morcuera. Los que por edad alcanzamos a ver aquellos grandes adefesios arquitectónicos degradando unos paisajes magníficamente recuperados en la actualidad somos los más conscientes de lo acertado de su derribo. Hoy casi nadie los echa en falta. Otras edificaciones menores, pese al abandono y la ruina en que se encuentran, merecen salvarse de la piqueta por su especial valor patrimonial, como son algunos de los albergues levantados a comienzos del siglo XX por el Club Alpino Español en el puerto de Navacerrada y en la colonia del Ventorrillo, estrechamente vinculados al nacimiento del esquí como deporte en nuestro país.
Sabemos que hay voces que se oponen a la retirada de las antenas objetando que ya forman parte del paisaje del Guadarrama, o incluso que son un icono para la historia de la televisión en España como patrimonio tecnológico, pero a ellas respondemos que aquí, en un enclave rodeado por todas partes de espacios naturales protegidos, deben prevalecer los valores naturales y culturales de la montaña en sí misma y de su entorno inmediato sobre los mucho más discutibles de las instalaciones levantadas en su cima hace apenas sesenta años. Si se quieren considerar como un elemento del patrimonio tecnológico digno de ser conservado, siempre podrían ser desmontadas a la espera de que haya presupuesto para su traslado a otro lugar.
La restauración ambiental de la cumbre y las laderas de Las Guarramillas y su posterior inclusión en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama no haría sino recoger y llevar a la práctica el espíritu del artículo "Paisaje" al que ya nos hemos referido, pues permitiría recuperar la «grave y austera poesía de un paisaje cuyo nervio llegaría hasta la fiereza si no lo templasen la dignidad y el reposo que por todas partes ofrece», como expresaba en uno de sus párrafos el fundador de la Institución Libre de Enseñanza y padre del guadarramismo moderno. Aunque la poesía no mueve montañas sí puede llegar a cambiar completamente la percepción que tenemos de ellas, y a uno no le cabe la menor duda de que una visión más poética del paisaje, junto a otros poderosos argumentos de índole ambiental, acabarán imponiéndose en el futuro a los criterios de «conservación» que hoy permiten que la fealdad siga coronando una de las cimas más simbólicas de toda la geografía española.
La cima impoluta de las Guarramillas en febrero de 1933, todavía sin las antenas que hoy la desfiguran (fotografía de Francisco Hernández-Pacheco) |
El lavado de cara de las antenas que se está llevando a cabo no logra disimular su obsolescencia |
Aprovechando el centenario de la muerte de Giner, efeméride que está siendo celebrada en los más destacados círculos culturales del país y aireada por los medios de comunicación, y como reconocimiento a la enorme labor del maestro en la modernización de aquella anquilosada España de finales del siglo XIX y principios del XX, hemos lanzado una campaña en la red solicitando firmas para la retirada de estas antenas, que alteran por completo uno de los paisajes más significativos y determinantes para el nacimiento de la corriente de valoración y defensa del paisaje de nuestro país. Si los argumentos expuestos más arriba han sido lo suficientemente convincentes, el lector interesado puede firmar aquí.
Francisco Giner de los Ríos entre Ricardo Rubio y Manuel Bartolomé Cossío, sus dos colaboradores más cercanos en la Institución Libre de Enseñanza (Fundación Giner de los Ríos) |
Pero por si estas no fueran bastantes razones para firmar, todavía utilizaremos un poderoso argumento más. En noviembre de 2007 España ratificó el Convenio Europeo del Paisaje, un documento elaborado por el Consejo de Europa que tiene como objetivo promover la ordenación y la conservación de los paisajes europeos, y en el que se recoge por primera vez con carácter normativo la dimensión social del paisaje y su valor como elemento de bienestar para los ciudadanos. Con la ratificación de este convenio, las administraciones públicas españolas se comprometen a adoptar políticas a escala local, regional y nacional para proteger, planificar y gestionar los paisajes con vistas a conservar y mejorar su calidad.
Son, pues, muchos los motivos para exigir a la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones, a la Dirección General de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid y a la compañía Abertis Telecom, que son los organismos públicos y la empresa privada de los que dependen estas instalaciones, que se pongan de acuerdo y permitan recuperar la dignidad perdida a este deteriorado paraje enclavado en mitad del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, que por su simbolismo histórico, geográfico y paisajístico forma parte del patrimonio natural y cultural más sobresaliente de nuestro país.
Las infraestructuras de telecomunicaciones y las instalaciones para la práctica del esquí estigmatizan a una de las montañas más simbólicas de la geografía española (fotografía de Javier Sánchez) |
18 comentarios:
Gracias Julio por "reanimar" el debate y el cotarro. No sé si por puro canasnacio con un poso de desiluasión estamos medio dormidos y las cosas siguen su curso -malo- sin que ya nadie levante la voz.
Muy oportuno tu recuerdo de Giner; me iamgino leerís la Carta de El País que le dedicó Laporta, otro de los nuestros.
Habrá que resucitar después de las elecciones porque ahora el bullicio político lo inundará todo.
enhorabuen
Hola Julio, estoy contigo en la idea de que la cumbre de Las Guarramillas debiera de estar despejada de toda esa chatarra. Desde el IES. Francisco Giner de los Ríos, de Segovia que celebra el Centenario del maestro, quisieramos sumarnos a la idea de limpiar esa cumbre. Estamos abiertos a cualquier sugerencia. Un saludo Fernando Vázquez
Estupendo artículo Julio, gracias por compartir estas reflexiones!
Estoy tan de acuerdo y desde hace tanto tiempo, incluso cuando aún no eran obsoletas esas tremendas espingardas cumbreñas, que querría firmar dos veces tu manifiesto, pero ya sé que no debo. Una vez se lo dije directamente a un ministro del ramo que era montañero, pero había pasado junto a ellas el día anterior y no se había dado cuenta de su presencia, absorto en su marcha y le pareció una extravagancia por mi parte. Pese a ello, han de quitarse por mainifiesta incompatibilidad con el paisaje.
Eduardo Martínez de Pisón
Totalmente de acuerdo, hermano. Pero si molestan las antenas, más me molestan las luces naranjas del puerto de Navacerrada rompiendo la noche. Desde Valsaín, a veces, con nubes bajas, parece que la sierra está ardiendo.
Amigos Antonio, Fernando, Eduardo y Carlos, gracias por vuestros comentarios. Sois de las personas más autorizadas, cada uno desde su propio ámbito, para hablar sobre la Sierra de Guadarrama y el Parque Nacional.
Os mando un abrazo, extensible a "Luces de Montaña"
Totalmente de acuerdo contigo, Julio, en la necesidad de desmantelar unas infraestructuras que, obsoletas, no cumplen función alguna y que lo único que hacen es alterar una cumbre simbólica de esta Sierra de Guadarrama. Es por ello que voté tu iniciativa en Change. La recuperación de espacios naturales mediante el desmantelamiento y/o demolición de adefesios es algo que debe hacerse sin demora. Un saludo.
Raúl Moreno Fernández.
Geógrafo, naturalista e historiador.
Las antenas no tiene vuelta, pero lo del esquí me resulta difícil, habiendo tenido 4 hermanos esquiadores en los años 70 y 80 que no se podían permitir el practicar ese deporte en el Pirineo, pues me daría pena. ¿Quizás se podría hacer de forma menos molesta con el paisaje? Un abrazo desde un Nueva York congelado, brrrr
Hola Jorge. Así como la estación de esquí de Navacerrada no tiene futuro a largo plazo, la de Valdesquí sí, pero adaptándose a nuevos y más estrictos criterios de conservación, que tendrían que incluir un proyecto de restauración del paisaje similar al de la desaparecida estación de Valcotos.
También me dice mi hermana que en Nueva York no se recordaban temperaturas tan gélidas desde el Pleistoceno, así que abrígate...
Un abrazo trasatlántico
Julio, y ¿que te parece promover el esquí de fondo en la sierra, promover la creación de sendas de esquí? Sería consistente con el mensaje naturista de Giner. Se práctica mucho en los paises del norte, como me imagino sabes.
Hola. Muy necesario el desmontaje, a favor del que he firmado. El Alto de las Guadarramillas no lo es sólo porque allí nacen cuatro Guadarramas ( Guadarrama, Manzanares, Lozoya y Eresma) sino porque fue el Aqua dīrrama, "divisoria de aguas" de los romanos. https://www.academia.edu/985075/Guadarrama_aquae_dīrama
Jesús, es apasionante tu estudio sobre el "Aqua dirrama". Vuevo a copiar aquí el enlace para que todos los interesados en el asunto puedan acceder a él:
https://www.academia.edu/985075/Guadarrama_aquae_dīrama
Hola Julio, acabo de descubrir tu blog vía GUADARRAMISTAS y ya me quedo por aquí... Suscribo la idea de ir limpiando la sierra no solo de este, sino de tantos atentados a los que se la ha sometido y, desgraciadamente, se la sigue sometiendo...
Saludos.
Antes que todos estos elementos que abogáis por limpiar, unos que personalmente no me afectan, más bien me sirven de referencia y visión desde hace casi medio siglo, y otros porque simplemente soy usuario de ellos, abogaría por limpiar la zona de domingueros y puercos que dejan todo hecho un desastre. La socialización de la sierra para una masa social maleducada, inconsciente y montaraz me parece un problema muchísimo más grave que el descrito aquí. El efecto llamada de la TV cada vez que caen 4 copos es aterrador. Todos los fines de semana asisto horrorizado a la imagen de coches aparcados de cualquier manera, atascos sin cuento, basura y plásticos por doquier, "montañeros" subiendo a cualquier parte sin preparación material ni destreza, etc.. Pasar por allí un lunes es un horror. Sin embargo no oigo ni leo nunca protesta ni clama alguna contra esto que es evidente causa un daño mucho mayor que las antenas que a fin de cuentas son ya un icono de la sierra. No conozco cadena montañosa en el mundo que no tenga repetidor, telescopio o radiotelescopio en alguna de sus cumbres, por la que no pase linea eléctrica que bien alumbre nuestro hogar, carretera que facilite nuestro paso, pantano que abastezca de agua nuestro pueblo y huerta... Sinceramente creo que hay otros problemas antes que los icónicos postes rojiblancos que veo desde mi ventana cada mañana y por los que atisbo el estado de la cumbre según pinten más o menos rojo, según abanderen hielo o no. Saludos.
Buenos días (nuevo intento de publicar comentario)
Discrepo con parte del comentario de Santiago...No veo justificación en la defensa del repetidor de TV los motivos de llevar muchos años, o como referencia en caso de niebla, o incluso calificarlo de "icono serrano"; si esos "cohetes" deben ser el emblema de Guadarrama apaga y vámonos. El grave problema de "socializar" Guadarrama es que no va acompañado de educar a esa masa social (detesto el término peyorativo dominguero) que visita "nuestra" sierra (la de todos) y que se comporta en ella como lo hacen en la gran ciudad (quien es guarro en el parque de su casa lo es en la sierra). Si la estación de telecomunicaciones de Guarramillas ya no es "productiva" ¿por que mantenerla?. Lo que no es de recibo es el maltrato permanente al que está sometido Guadarrama, una sierra en la que parece vale todo, y a la que se la quiere exprimir al máximo, sin otro objetivo que el beneficio económico de unos pocos.
Un ejemplo más de las múltilpes aberraciones y despropósitos que sufre Guadarrama es la nueva escuela de conducción en nieve que pretenden inaugurar junto a la cumbre de Guarramillas.
http://www.marcamotor.com/2015/03/17/noticias/1426613431.html
http://www.cronicanorte.es/un-circuito-de-conduccion-sobre-nieve-en-plena-bola-del-mundo/81854
http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=1822218
La Sierra de Guadarrama no se merece este trato.
Un saludom, con la esperanza de poder "recuperar" de los valores de la Sierra de Guadarrama.
Santiago Rivera, estoy de acuerdo contigo, ya que hay muchas amenazas más graves e importantes para la Sierra que el repetidor de la Bola del Mundo, pero una cosa no quita la otra. Es decir, el que haya problemas mucho más graves, algunos de los cuales ya se han denunciado en este y en otros blogs, no implica que no se pueda decir que sería conveniente desmantelar esa chatarra que no vale absolutamente para nada. Es como si digo que porque hay niños que se mueren de hambre en el mundo, no puedo pedir que se proteja el milano real. Es que una cosa no tiene nada que ver con la otra.
Raúl Moreno Fernández
Buenos días. Compartiendo con vosotros la argumentación de fondo sobre el problema de las Guarramillas, creo que también eliminar todo rastro "humano" de la cumbre, privaría de personalidad a este cerro, que si es o ha sido algo en la Sierra es por esas construcciones, que incluso muchos hemos deseado ver en días de cellisca tremenda en la cuerda larga, como si fuera un faro que nos decía que ya por fin estábamos casi en la civilización. No me cabe duda que son la "marca" de esta cumbre. No sería posible buscar una solución intermedia? pensar en alguna utilidad montañera de esas instalaciones?. Desde luego que desmantelaría su carácter emisor-repetidor para quitar un foco de posible afección por la potencia electromagnética. Pero seguro que se puede hacer algo. Y desde luego nada de telesillas o telecabinas, me parece que comparto la petición de Julio de que se desmantele la Estación de Navacerrada, una decisión valiente y necesaria, precisamente para humanizar el Puerto. Antonio, de la RSEA Peñalara.
Llevo haciendo senderismo casi 10 años y la Bola, a parte de su funcionalidad o no, es un emblema del paisaje la Sierra. Sería una pena que desapareciera. De noche es impresionante ver esas antenas rojas y blancas cuando hay luna llena. Y como dice un montañero, es tb un punto de referencia muy bueno en caso de extravíarse. Totalmente a favor de que no se desmantelen. Creo que el impacto es mínimo. Mucho más impactante son las estaciones de esquí o la afluencia de miles de personas sin ningún tipo de control todos los inviernos a Cotos y a Navacerrada. Si a este Señor realmente le importa la salud de la Sierra, debería preocuparse por esto y no por unas antenas.
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