Esto de la fusión, semana arriba o semana abajo, de unos simples restos de las nieves del pasado invierno parece una cuestión menor y sin importancia, pero no es así, ni mucho menos. Además de la indudable belleza intrínseca al asunto, la ciencia está muy pendiente de estas diminutas manchas de nieve, y prueba de ello son los trabajos que Julio Muñoz, doctor en Geografía por la Universidad Complutense de Madrid y coautor de un importante estudio biogeográfico sobre los neveros de la sierra de Guadarrama, ha estado realizando sobre el terreno a lo largo de este verano. Estos trabajos consisten en analizar la evolución reciente de la cubierta vegetal (incluidas las especies quionófilas, es decir las querenciosas y adaptadas a la nieve) de estos parajes en donde se forman los neveros, que quedan literalmente sepultados por un denso y pesado manto nival la mayor parte del año. Posteriormente, los datos recogidos en el trabajo de campo se procesan y se confrontan con la información obtenida a través de las fotografías aéreas de la zona tomadas en los últimos 60 años, lo que permite valorar la influencia del calentamiento del clima en la dinámica colonizadora actual de la vegetación. Con la curiosidad propia del naturalista apasionado por estas cosas, me intriga pensar en los muchos secretos que va a desvelarnos mi sabio tocayo Julio sobre un paraje para mí tan especial como es el ventisquero del Ratón, donde ha centrado su trabajo a lo largo de este verano, ya que está completando otro exhaustivo estudio sobre el tema que verá la luz en poco tiempo.
Fuera ya del ámbito científico, en algunos reducidos círculos del guadarramismo más entusiasta por estas cuestiones, reunidos en habitual tertulia en las redes sociales alrededor del Twitter de la Venta Marcelino, incluso se cruzan apuestas sobre cuál será la fecha de la total desaparición de la nieve en la sierra de Guadarrama en este año crucial de su declaración como parque nacional. Los pocos neveros que hasta hace unos días se distinguían con nitidez en la cumbre más alta del Guadarrama apenas se divisan ya a simple vista, y el que tenga que hacer de juez en esta apasionante apuesta deberá hacer guardia junto a los ya insignificantes restos de nieve para dar fe del día y la hora de su completa desaparición.
Fundido ya definitivamente, hacia el 11 o 12 de septiembre, el gran nevero de Hoyoclaveles, por el que aposté como ganador al pensar que sería el último en desaparecer, el pasado sábado subí a Peñalara, junto a la periodista de El País Esther Sánchez y a otros amigos también interesados por este asunto, para ver el estado en que se encontraban los últimos neveros. Muy oportunamente, este periódico ha publicado hoy mismo un artículo de Esther sobre la extraordinaria persistencia de la nieve en este año 2013, fenómeno que hasta ahora había sido prácticamente ignorado por los medios de comunicación locales.
A falta de algún insignificante resto de nieve escondido entre los canchales que pudiera haber escapado a nuestra observación, sólo resistían dos pequeños neveros en la zona alta del circo de la laguna Grande, donde en invierno se forman grandes cornisas y acumulaciones de nieve que este invierno han alcanzado proporciones y espesores descomunales: uno, más grande, situado entre las cimas de Dos Hermanas y Peñalara, y otro, diminuto, situado a apenas cuatrocientos metros hacia el nordeste, en la misma ruta que sube desde la laguna hasta la cima. El primero, de una hermosa forma irregular adaptada a las anfractuosidades de la roca, y con un frágil arco de nieve que con toda probabilidad no resistió hasta la noche, tenía todavía unos veinticinco metros en su parte más larga, y más de un metro de espesor en la grieta formada junto al contrafuerte rocoso. El segundo era ya un simple bloque de forma más o menos regular, de unos cinco metros de longitud por dos de anchura y, si consideramos su volumen y la densidad de la nieve compacta, con un peso aproximado de tres o cuatro toneladas; en definitiva, la mínima expresión de un nevero. Por su tamaño, muy probablemente no resistirá hasta el equinoccio de otoño, que este año tiene lugar exactamente a las 22:44 horas del próximo domingo 22 de septiembre, según cálculos del Instituto Geográfico Nacional.
Y poco más hay que añadir a estos datos y a los que proporcioné en mi entrada anterior. Con la llegada del otoño y la desaparición de los últimos retazos de nieve de la cumbre de Peñalara, me resigno a dejar de hablar de este acontecimiento meteorológico, que ha cautivado mi atención durante el verano y que ha marcado un hito en la reciente historia del Guadarrama, como lo marcó también la espectacular nevada del invierno de 1996. Sólo me queda decir que en la cercana sierra de Gredos y en los más lejanos Picos de Europa, montañas de un rango altitudinal no mucho mayor que el macizo de Peñalara, los grandes neveros que se han conservado hasta finales de este verano van a llegar a cubrirse con las nieves del próximo invierno, fenómeno ocasional, aunque allí no tan raro, que repetido todos los años da lugar a lo que conocemos como "nieves perpetuas". En la sierra de Guadarrama nos hemos quedado este año a las puertas de poder contemplar la unión de las nieves de dos inviernos, ante el entusiasmo de unos pocos y la indiferencia casi general de los medios de comunicación y de los miles de excursionistas que han transitado por sus cumbres en estos últimos meses. Según recuerda y me informa mi amigo Salvador Rivas-Martínez, prestigioso botánico, alpinista consumado y veterano guadarramista, a mediados de octubre de 1955 se conservaba todavía un gran nevero en las paredes nororientales del risco de los Claveles. A falta de testimonio directo más reciente, ¿deberemos esperar otras seis décadas para volver a contemplar los neveros del Guadarrama en pleno otoño?
A falta de algún insignificante resto de nieve escondido entre los canchales que pudiera haber escapado a nuestra observación, sólo resistían dos pequeños neveros en la zona alta del circo de la laguna Grande, donde en invierno se forman grandes cornisas y acumulaciones de nieve que este invierno han alcanzado proporciones y espesores descomunales: uno, más grande, situado entre las cimas de Dos Hermanas y Peñalara, y otro, diminuto, situado a apenas cuatrocientos metros hacia el nordeste, en la misma ruta que sube desde la laguna hasta la cima. El primero, de una hermosa forma irregular adaptada a las anfractuosidades de la roca, y con un frágil arco de nieve que con toda probabilidad no resistió hasta la noche, tenía todavía unos veinticinco metros en su parte más larga, y más de un metro de espesor en la grieta formada junto al contrafuerte rocoso. El segundo era ya un simple bloque de forma más o menos regular, de unos cinco metros de longitud por dos de anchura y, si consideramos su volumen y la densidad de la nieve compacta, con un peso aproximado de tres o cuatro toneladas; en definitiva, la mínima expresión de un nevero. Por su tamaño, muy probablemente no resistirá hasta el equinoccio de otoño, que este año tiene lugar exactamente a las 22:44 horas del próximo domingo 22 de septiembre, según cálculos del Instituto Geográfico Nacional.
El último nevero de Peñalara, a las puertas del otoño (14 de septiembre de 2013) |
La fusión de los neveros en verano esculpe hermosas formas, como este frágil arco de nieve a punto de quebrarse (14 de septiembre de 2013) |
Otro diminuto nevero a punto de desaparecer, no lejos del anterior (14 de septiembre de 2013) |
Y poco más hay que añadir a estos datos y a los que proporcioné en mi entrada anterior. Con la llegada del otoño y la desaparición de los últimos retazos de nieve de la cumbre de Peñalara, me resigno a dejar de hablar de este acontecimiento meteorológico, que ha cautivado mi atención durante el verano y que ha marcado un hito en la reciente historia del Guadarrama, como lo marcó también la espectacular nevada del invierno de 1996. Sólo me queda decir que en la cercana sierra de Gredos y en los más lejanos Picos de Europa, montañas de un rango altitudinal no mucho mayor que el macizo de Peñalara, los grandes neveros que se han conservado hasta finales de este verano van a llegar a cubrirse con las nieves del próximo invierno, fenómeno ocasional, aunque allí no tan raro, que repetido todos los años da lugar a lo que conocemos como "nieves perpetuas". En la sierra de Guadarrama nos hemos quedado este año a las puertas de poder contemplar la unión de las nieves de dos inviernos, ante el entusiasmo de unos pocos y la indiferencia casi general de los medios de comunicación y de los miles de excursionistas que han transitado por sus cumbres en estos últimos meses. Según recuerda y me informa mi amigo Salvador Rivas-Martínez, prestigioso botánico, alpinista consumado y veterano guadarramista, a mediados de octubre de 1955 se conservaba todavía un gran nevero en las paredes nororientales del risco de los Claveles. A falta de testimonio directo más reciente, ¿deberemos esperar otras seis décadas para volver a contemplar los neveros del Guadarrama en pleno otoño?
13 comentarios:
Es impresionante que aún perduren estos neveros. Un pequeño guiño al pasado!!! Gracias por compartirlo Julio!
HOLA JULIO,ES INCREÍBLE VER ESTOS TROZOS DE NIEVE TODAVÍA EN NUESTRA SIERRA, DIGNOS DE OTROS TIEMPOS.ESTUVIMOS EL DOMINGO EN UNO DE LOS ÚLTIMOS DOSMILES QUE NOS QUEDAN DE GUADARRAMA LA PEÑA CARABINAS SITUADA DEBAJO DEL ESCALERÓN Y CABEZAS, UN PATEO DIGNO DE UNA BUENA PENADA DESDE CANTOCOCHINO. UN SITIO COMO TANTOS DE NUESTRA SIERRA ESPECTACULAR.UN SALUDO. Antonio Peña.
Fantástico relato de cómo van sucediendo los acontecimientos en nuestra querida Guadarrama, y haciéndonos partícipes de la longevidad de estos ya dos pequeños elementos que sobreviven cerca de los 11 meses, y que si las circunstancias meteorológicas hubieran sido un poquito más favorables, podrían haber logrado persistir probablemente hasta el verano de 2014, aún así mantengamos el seguimiento hasta que sólo quede la roca... Saludos.
Hace una semana y pico, tras despegar de Barajas rumbo a Filadelfia, me sorprendió mucho ver que, efectivamente, aún quedaban algunas manchas de nieve en el área de Peñalara. Pero el nevero más grande no que yo vi no está donde indica la foto, en las laderas abruptas y rocosas del propio pico, sino más allá de la Laguna de los Pájaros, en un hueco en la ladera que en los mapas indica como "Los Llanos", a unos 500m al noreste de la laguna. Hice una foto desde el avión que lo atestigua. Calculo que cuando hice la foto este nevero, medía la mitad que la propia laguna y tenía una forma semejante.
La verdad es que nunca había visto que la nieve durase tanto. Ha habido años, como el 1991 y el 1996, en los que la nieve ha llegado hasta mediados de agosto, ¿pero mediados de septiembre? Hasta donde yo sé, es verdaderamente inusual.
El nevero que viste desde el avión era el de Hoyoclaveles. Ha desaparecido antes por estar situado a menor altitud que el de Peñalara. Muchas gracias por tu comentario "a vista de pájaro", y un abrazo.
Estimado Julio,
Lamento que mi escrito no te haya parecido apropiado y la hayas b9orrado
Era una simpatica manera de retomar contacto........y demostrar que recuerdo y admiro que de tu aficion juvenial hayas hecho tu profesion!!!
Un abrazo
cristina
El jueves 26 aproveché la caída de la tarde para continuar el seguimiento al nevero, a lo que quedaba, que era ya el corazón del mismo: un rectángulo de pequeñas dimensiones, pero de hielo duro como una roca, en la zona de su "rimaya" aún había centímetros suficientes para aguantar algunas horas más, o algún día (si las lluvias lo han permitido) no obstante, ahí seguía, sin gotear, valiente una vez había superado el verano madrileño.
El día era fresco allí arriba, y el viento empezaba a soplar, una vez tomé las fotos pertinentes y me fuí camino de la laguna, donde bajarán o habrán bajado ya también esos restos...
No olvidaré aquella subida, casi en octubre, para ver los restos de un nevero, tan cerca de mi casa...
Excepcional año y magnífica crónica para las nieves de Guadarrama.
Saludos.
Muchas gracias, Javier. Tendremos que coincidir un año de estos en el Pirineo.
Y el nevero del pico el nevero, aguantó mas? Es que me dijo un ciclista de la zona el 24 de agosto que es el que mas dura, incluiso mas que los de Peñalara y hoyoclaveles. Y de Gredos sabéis si hay reportajes y blogs hablando de sus neveros con fotos? Y ya por ultimo. No lo he visto, pero creo que en el corral del veleta la nieve si ha tenido que durar de un año para otro. Sabéis si hay fotos? Gracias
Hola Jjulio Vias me llamo Jose Giannini. Hoy 14 de julio 2016 he estado en el ultimo nevero del Ventisquero de la Condesa...ya es muy pequeño. No se los días que va a aguantar. Tengo varias fotos y vídeos...por si os interesan...un saludo Jose Giannini...mi correo es beppegiannini@gmail.com
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