miércoles, 7 de enero de 2015

ALESSANDRO TAIANA

Es sabido que la sierra de Guadarrama es una de las montañas más pintadas entre todas las que accidentan nuestra geografía. Desde que Velázquez comenzara a reflejarla como fondo de sus retratos reales escenificados en el monte de El Pardo, sus paisajes han sido un constante leitmotiv en la pintura española, como igualmente lo fueron y lo siguen siendo en la literatura. No en vano el naturalismo, esa corriente artística que empezó a pintar el paisaje directamente del natural abandonando la comodidad del estudio y desafiando intemperies, encontró en el Guadarrama uno de sus primeros escenarios pictóricos cuando los alumnos de la Cátedra de Paisaje de la Academia de San Fernando, dirigidos por el pintor de origen belga Carlos de Häes, comenzaron a pintar en la sierra a partir de 1857. El llamado guadarramismo, un movimiento de apego hacia la sierra que eclosionó en Madrid ya bastante avanzada la segunda mitad del siglo XIX, tuvo en la pintura de paisaje uno de sus orígenes.
          Con estos antecedentes, no es extraño que los paisajes de la sierra de Guadarrama sigan siendo fuente de inspiración para cientos de pintores, ya sean consagrados por la crítica, poco conocidos o simplemente anónimos. He tenido trato con algunos de ellos a lo largo del tiempo y uno de los que más me han sorprendido ha sido Alessandro Taiana, un artista italiano afincado en Madrid desde 2001 al que conocí hace casi tres años durante una comida en Los Merachos, la casa que nuestro común amigo Antonio Sáenz de Miera tiene en Cercedilla. Es muy difícil pintar paisajes de montaña y no caer en los tópicos de mayor o menor alcance a los que tan fácilmente se presta este tipo de pintura, pero Alessandro lo consigue con su gran maestría para sacar partido del potencial estético que guarda en su interior la más pura y estricta realidad, sólo accesible para artistas que, como él, son capaces de pintar el aire.
          Bajo el título genérico de Peñalara, nuestro pintor está exponiendo estos días, hasta finales de enero de 2015, una pequeña serie de sus cuadros en la galería Gurriarán, y hasta allí me he acercado para hablar con él de su vida, de su trabajo y de su obra. Al calor del acogedor espacio de la galería, situada en el piso principal de un hermoso edificio alfonsino de la madrileña calle de Argensola, entablamos una animada conversación con la insustituible y experta compañía de Luis Gurriarán en la que Alessandro me va explicando, con su hablar pausado y reflexivo, sus comienzos como pintor, cómo descubrió los paisajes del Guadarrama y cuál es la técnica con la que consigue plasmarlos en sus lienzos.   

"Valsaín" (2012). Óleo sobre lienzo. 76x116 cm (fotografía de Unidad Móvil)